Picón se llama mojo picón y es parte de nuestra alimentación deseada. La recomienden o no
Los ingleses parlantes tienen la descripción de sus zozobras y alegría a través de las canciones.
Cuando hace ya mucho, en Manchester, en mi afán por el inglés, que no es un francés bien hecho, sino una lengua mundial, fui a un musical. Las canciones eran todas las que había oído pero no escuchado. Se llenó de venerables ancianas, pareció un poco divertido, para una mente que flota sobre lo cotidiano, pero era eso, sus vidas, sus caídas, como cuando dentro de años, alguien recuerde que Tedeschi Truck Banda era un gran grupo. Él, un maravilloso guitarrista; ella, controlando su voz para guiarnos a mundos.
A aquel teatro llegaban, incluso, en ambulancias. Años después el inglés se desliza pero ni entonces ni ahora, estaba en mis despertares. Incluso el silencio se desliza en castellano.
Smoke, con una luz hiperrealista, es el estanco que pudo ser hace años en un barrio. En la esquina, hace 12.500 días había niños ampliando las horas, hasta ser ellos un ruido que anunciaban la calma con sus remates más o menos afortunados a una portería con fondo de piedra. Y hoy, entre un marasmo de coches, se acierta a avanzar un obrero con sus pesares, por la casa, la lejanía de lo que le hace dueño, la incertidumbre de los tiempos y el desprecio de los que se creen sus dueños.
En la luz cegadora se tapa todo eso y sólo entre penumbras, alguien interesado, nos hace que nos fijemos en colores de piel.
Algunos, libres se creen, viven esclavizados por lo que les mandan que piensen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario