martes, septiembre 27, 2022

Reuniones rasantes

   Si decidimos viajar a un pasado, la estabilidad en la que vives con una seguridad que, quieres esconderte, se ha hecho tan ficticia como inestable es un madero al que te agarras en una borrasca desencadena en alta mar, por si alguien acudiera a salvarte.

   Los próximos tiempos se preparará el embarcadero para aquel proyecto europeo de coincienciar sobre el río Henares, se buscarán nuevas compañeras de viaje y se te olvidará llamar a antiguos compañeros; a unos, porque su soberbia quedó desnuda mientras en una cama se le deshacían entre pasiones desatadas lo que creía eran sus credenciales de un ser equilibrado y brillante por la altaneria que exhibía incluso cuando quedó en trikini; y, a la otra, porque medrando pensaba tocar el cielo mientras destruía la convivencia de sus colegas de profesión, si es que ese ser, hubiera adquirido esa condición

   Los horizontes están muy lejanos, con riesgo de irse alejando, pero apetece tomar las palabras, los juegos y lo hecho, aunque habran días donde se te materializaran angustias que fueron con vidas ya no están y encuentros sorprendente de aquella chica de El Pireo. Todo fue sobrevolar, con pánico a tomar tierra. No se confío ni en los amortiguadores, ni en los servicios de reparación que tantas veces, te alivia, con la mano de las experiencias que son las que se deben vivir.

   Merece un río pequeño, como el Henares, volver a ser puesto en nuestro punto de mira. Salvo actuaciones someras que no siempre defienden la naturaleza; todo lo que va creciendo a su alrededor va ahogándole, aumentando su invisibilidad. Llegará algun macroproyecto que pretenda entubarle y convertirle en una cañeria donde, como algun vecino o vecina, pretendan convertirlo en un vertedero. Lo mío, rebosa y entre todos tenemos que pagar su imposibilidad social, que no sabemos que origen tiene y lo nuestro, lo pagará toda la sociedad. 

  Los desenfocados creen que el calentamiento global provocará menos lluvias por el calor, se dicen a si mismo. Son los desequilibrios su producto y una época de lluvia producto de estos la que podría llevarse por delante todas esas obras producto de la soberbia humana. Pasa en Pakistán, pasa en Tenerife, pasa donde dejamos constancia de una ilusoria superioridad.

  Montar en un kayak para recorrer el río.

  Conocer la naturaleza y todo lo que ha habido alrededor de este río, con ciudades tan importantes como Sigüenza, Guadalajara, Alcalá de Henares, con escritores o personajes que escribieron sobre esta zona como el Arcipreste de Hita, Miguel de Cervantes e incluso, más contemporáneo, nuestro querido Manu Leguiñeche que vivió en Ciruelas para ver toda la hermosa vega de Henares, desde un promontorio como antes lo había hecho con las torres de sus piernas que se movieron para ser los faros con los que nos ilumina algunas de las guerras en las que los pobres y crédulos son expuestos a las armas para que se enriquezcan los que a cambio exhiben un patriotismo, que nunca terminamos de creer que se acaba en su bolsillo.

    Caminar necesita aliadas para que te quiten los sudores fríos de los miedos que crecen segun andando, vas queriendo aún más; se agachen para que las piedras, sean apartadas con mutuos "vamos" y las paredes, dibujando en sus muros para convertirlos en puertas.

     Si en tu camino, encuentra a Maryse, Michel, Jean Louis; incluso los sinsabores serán azucarillos que se olvidarán. Si además un Jesús, está codo con codo para cuando miras a un lado y otro, saber que te ayudará para lo posible y te dira lo que se convierte en un bucle, entonces, como en estos 25 años que se cumplen de aquel proyecto europeo, pensarás que ella y ellos te hicieron vivir un viaje único. 

    Sin embargo sientes, que no ha terminado y que aquel trivial sobre el proyecto, corregido, tiene que ser jugado y las veredas recorridas y las aguas surcadas.

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