miércoles, septiembre 21, 2022

Entornos

 Alrededor de las certezas se posan las dudas, con las más diversas posiciones, por si la tentación estuviera en la mente. 

  Andas como dios y tropiezas, incluso con esas, tus levitaciones. en los momentos en los que los osos se anuncian, persiguiéndote. 

   No dominas ni la capa para cubrirte o para dar un capotazo, con lo cual terminas extendiéndola para que se den por recibidos; al fin y al cabo, cuando llegan como zopencos, sacas a Dylan y como un Jokerman, intentas entender los laberintos en los que te embarcaste para poder cambiar ellos los muros.

   Miras a la pantalla y sale un saxo. Te desafía para que lo sigas. Lo tuvo un gladiador ante los poderosos que mandan leones. 

   Un espíritu anarquista, como el del alumno que ayer te lo reconocía, para ayudar a levantar un espacio de a mil lentitudes con los que cambiar llaves de aceleradores.

   Un trovador que sonó produciendo los vértigos más variados desde la inquina del sonámbulo hasta las danesas sin caja, que todas son muy ricas, porque el estar solo lo hiciste con las galletas.

   Por cada entorno, me asomo a la esquina. A la explosión de vida no la debieran haber jugado esa mala pasada.

    Miro los horizontes hacía el Tajo, pero el temblor viaja entre una lágrima, tan próxima, tan compañera como el revuelo que se levanta al volver a ver a los Carlos, aquel Poves, golpeado por un árbol atemporal, cuando la vida era infinita 

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