Se tiene la oportunidad de hablar otra vez de Berlin.
Calles cruzando sin holas, en olas en la que cada uno se monta. Ves vidas y caminas, buscando el amor con el que un día te cruzaste.
Se reunen contra el odio. Este se regenera. Si hubo gente dispuesta asesinar por lo que oyeron durante años por radios y boca a boca dirigidos; esa gente existe ahora. No se regenera una sociedad aunque haya habido 50 millones de muertos. Somos fruto de lo que vivimos.
La vida que creemos tener, es domésticada desde los medios de información.
Aún cruje una tabla pisada por un insigne ex ministro político, esta noche en la tertulia de Hora 25. El zapatazo en una tertulia que se supone de un nivel elevado, es que a la crisis se la ataca reduciendo el número de ministros y asesores.
Creo que se ha rajado y destrozado el suelo sobre el que él parece volar, porque no le afecta tan simplista análisis. Ni ahora lo cumplen donde gobiernan, ni influye lo más mínimo. Otra cosa es que lo que los reciben fueran capaces de hacer pagar a quien le corresponde, sin ningun regate, sin ninguna dilación.
Sientes que decisiones fundamentales, trascendentales que tendría que tomar este pais y que otros europeos lo hacen, no se pueden realizar porque si son capaces de enviar a un hombre con un buen prestigio social, para soltar una barrabasada de partido, es que todo está perdido.
Y lo está, con los Ferreras y todos los otros seguros secuaces que llenan la televisión de medias verdades, mentiras, y los voxeros de la irracionalidad que no son capaces de comprender que es la riqueza quienes les manda, les ponen una bandera y ahí que van.
Lo muestra LaBase, en su vuelta, como mercenarios, sanguinarios-as de diferentes paises de Sudamérica, asalariados de empresas, de estados, como Estados Unidos, interesados en el Litio chileno son capaces de despreciar a sus conciudadanos y con ello lo transmite a la ciudadanía que reciben esa animadversión como un trapo estímulo al que arremeter.
Cada vez existen más medios que con mucho esfuerzo, demostan patrañas, pero el común de los mortales se sienta en los sofás para que su cansancio sea confortado por monstruos conscientes de su maldad, pero también conscientes de querer vivir bien, y los demás que corran.
Y en Moianes, las personas, cuando salen a la calle, se mira a los ojos para compartir necesidades
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