lunes, julio 22, 2024

Un hotel y papeles

   Surgen noticias para el miedo. Alguien se encarga en cualuier pueblo de crear bulos sobre el diferente por llegar, ¡no tiene el mismo color piel!; tampoco las mismas costumbres, como si entre quienes critican este aspecto, estuvieran todos de acuerdo, por ejemplo en el consumo de la carne.

   En ese pueblo de León se desarrolla por completo, lo que es nuestra sociedad. Bulos, creación de grupos de WhatsApp de 1.000 personas donde existen intoxicadores profesionales, se asoman los que quieren estar informados y se arrojan en los brazos de estos, se inscriben quienes siembran cizaña porque de eso se han ido alimentando durante toda la vida. Se ofrecen desde púlpitos y palcos, aunque unos y otras se hayan edificado sobre camiones de podredumbre y mefistofélicas traiciones. 

    Cuando todo ha pasado, cuando aquellos migrantes han llegado y se han establecido en el pueblo; nada pasa fuera de lo normal cuando se acumula gente. Seres que durante una época, por sus características políticas, no pueden trabajar durante unos meses. 

     ¡Son humanos!, ¡Como el niño que ofrece parte de su precario alimento a un gato!, ¡como la pareja de hermana y hermano que tenían una foto junta y son la pareja en los que intuyes las ganas de estudiar, las ganas de jugar!. 

     Los medios canallas, ¡hola Vicente Vallés!, cogen papeles, emborronados de mentiras; por debajo, llevan adheridos sobres, ¡demasiados díabólicos!, exagerados por ser sacados de los recursos públicos. 

     Si se fuera periodista, en tu parte ética, hubieras puesto en cuestión las noticias sacadas de medios amorfos, creados por sicarios y abnegados con el dinero de todos, ¡el nuestro!, ¡el mío!. Hablar de las infamias, creadas contra Podemos, con basura, iba a poner que es barriobajero, pero no es lo apropiado; es propio de estercoleros de lujo que lo han obtenido de las formas más infames que pueden aparecer en la sociedad.

     Un periodista, como un juez en el que prevalece la ideología por encima de su dignidad profesional, es nada; bueno, es mucho peor, es el mercenario que todo poder necesita para destrozar una sociedad a la que luego someterá, ¡vaya, no se podía esperar!, con unas fuerzas del orden, que será, sólo de su orden.

    Se puede preguntar un joven que deambula por Villarodrigo de las regueras; si por una de estas, puede estar circulando el líquido venenoso de las más absolutas desvergüenzas.

    Salió de un sitio, donde aparte de pobreza, generada en muchos casos por aquellos navíos que enriquecieron, primero a los que botaban aquellos barcos, tremendo la iglesia siendo accionistas de ellos, como esta, siendo ciega ante los Maciel, atemporales a los que siguieron durante décadas, siendo parte de una moral que destrozaba mentes y cuerpos humanos.. 

    Ahora al andar nuestro joven, da una patada a una piedra y a ella se había enredado la voz soberbia, descarnada, desprejuiciada de una Álvarez de Toledo, consciente de tener un poder judicial temeroso de su capacidad de hacer daño. Nada barriobajero, como a veces nos indican que tenemos que temer, sino elitistas con capacidad para asustar y dirigir poderes que apelan a lo patriótico, a los símbolos pero como armas con las que golpean a quienes saben de la inmoralidad en su control.

    Si en otro hotel, no muy lejano del nuestro de referencia, se reunieran todos esos seres amorales. Al entrar se les despojara de esos recursos públicos utilizados para financiar sabandijas. Después, se le dijera ese juez, amoral en sus actos personales, despojado en sus actos judiciales de los más mínimos principios de la carrera, será expuesto fuera de un poder judicial, protegido de las injerencias externas, y juzgado a un derecho ciego, como la mujer de la balanza, pudiera pasar que un temor a una sociedad crítica que le puede despojar de uno de sus dos dnie. Lo escribes y parece que no te lo puedes creer que eso pase, alrededor tuyo.

    Por último, en ese hipotético hotel, cuando en las escalinatas, subido algún escalón, alguien le preguntara a ese político, investido de una capa de un cierto principio ético:

    ¡Hola cari!, entonces tu quieres gobernar porque quites el poder a un presidente que tiene una mujer a la que han acusado, outsiders de la democracia, con papeles falsos, suposiciones de una noche de insomnio de verano.

     Metete dentro de ese hotel, pero allí, se os dejará a todos juntos, con los puñales afilados; con la construcción de mentiras pero que no van a salir de allí, porque no habrá dinero público para que desde las atalayas y torres sean esparcidas como un aire contaminado. Sólo, y será una ventaja, podréis lanzaros todas las basuras que conocéis los unos de los vuestros mismos. No os preocupéis, hemos protegido las paredes de vuestras estulticias, de vuestros disparos de obuses de canibalismo.

    Si parece una paradoja, un grupo de jóvenes, que deambula por la plaza de ese humanizado pueblo, ve llegar el coche del presidente del gobierno del país que les acoge. Por lógica, pueden pensar que viene a visitarlos, A hacerse la pertinente foto propagandística. Bueno, sacarán los dientes, podrán la mejor de sus sonrisas.

     ¡Ha pasado de largo!, ¡ha ido al hotel de las serpientes!. ¿será un fakir?. Le abren la puerta, como no va a ver en cualquier de de esos hoteles un Antonio García Ferreras, que vestido de etiqueta habrá la puerta para introducirle en la cueva de los reptiles.

     De esos chicos, que no van a gritar, que sólo van a hacer matizaciones personales, sale la pregunta ¿sabe dónde se mete ese hombre?. Nosotros los despojados, podemos parecer indeseables, pero aquellos con sus abrazos, le ahogan.

     Baja por la escalinata a recibir un aspirante. De su sonrisa, se derrama un líquido de obscenidad mortal, de su nariz, algun moquillo que utiliza para convertirlo en palabras:

       Te tienes que ir, ese bipolarizado dnie te acusa de nada. 

        Quien ha empezado a subir las escalinatas, como para elevarse por ese paradisiaco hotel nota que su seguridad se ahoga en los peldaños movedizos. Saca su brazo, luego su pulcra efigie, luego su nariz y cuando el cieno le llega a la comisura de los labios acierta a decir "todo es una falacia"; quien baja, sólo un peldaño, más, escupe una maligna mueca, y le saliva: el relato, campeón, el relato lo tenemos nosotros, por eso damos poder a la iglesia para que santifique nuestras traiciones. ¡Con eso no puedes!. Tu belleza externa, es poco comparada con las imágenes talladas con cinceles que trampean lo que ves.

       Mientras una alimaña, con sus uñas podridas, porta una cámara, también subvencionada por la desvergüenza pública y acosa a una Metxe Aizpurúa que tiene que evitar a un canalla, desclasado, servidor fiel de sus amos, que le alargan la correa hasta el infinito. Luego existen Francina que les dan un poco más de cordel a la lengua venenosa del oprobio. 

      Como su correligionario parecen no conocer que las bestias humanas, no tienen límites éticos.

      Existen hoteles par acoger a lo humano y otros, hoteles de los líos, con armas en papeles para destruir la convivencia.

   

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