domingo, julio 21, 2024

Las sin sombrero y un bautizo

   Pudiera ser que ahora me volviera a bautizar. Elegiría que me impregnarán del liquido de la poesía, leída por una Ángeles Lopez de Ayala actual y me bañaran en el teatro de Brecht con la fuerza de una Ione, recitando el analfabeto político 

       El peor analfabeto

       es el analfabeto político

       no oye, no habla

       ni participa en los acontecimientos políticos

       no sabe que el coste de la vida

       el coste de las judías.

       del pescado, de la harina

       del alquiler, de los zapatos

       y de las medicinas

       dependen de decisiones políticas

         El analfabeto político

        es tan asno que se enorgullece

        y saca pecho diciendo

        que odia la política

         No sabe el imbécil que 

          de su ignorancia política

         nace la prostitución

         el niña abandonado, el atracador

         el peor de todos los bandidos

         el delincuente político

          canalla, corrupto

          lacayo de la empresas nacionales

           y  multinacionales.

    Las palabras son de entonces de los años treinta del anterior siglo. Muchas cosas han cambiado, lo básico, no.

    No existen ningún afán de faltar sólo la idea de la conciencia de lo que cedemos. Podríamos ir a una noche tormentosa de negras nubes, infinita oscuridad. El niño Luka vive en el segundo piso, la puerta le encierra, busca poner una barrera entre lo que escucha, los gritos de una gran bronca, y su niñez. La televisión la enciende por si fuera un fuego que paraliza las fieras. 

   Intenta escuchar lo que dicen por la pantalla. Nadie le van a preguntar cómo está. Los dos personajes que le hablan han juzgado ya a una imputada. No han dejado el trabajo al juez. 

   Darío es un nómada, por algún camino ha encontrado a Javier; quizás el niño se canse del fuego de esos dos pirómanos de la democracia. Psicópatas con ansia de poder a los que les han puesto un mechero y en las hierbas secas del verano, encuentran el orgasmo en ver la tierra quemada.

    El que quiere prescindir del conocimiento que le brinda su capacidad de raciocinio se refugia en las voces que exhalan gases para avivar el fuego. El niño, se ve cercado de voces y de las visadas excrencias.

    Javier, un bombero universal, eterno, salta el circulo infernal, mira al niño.

   Sé tú, le dice, ni ellos son jueces, ni la violencia es nuestro estado natural. Asómate al comportamiento de aquella pareja de monos que cuando hacían distinciones entre ellos para separarles, ellos comprendieron que estaba la raíz dela sumisión a quien le había dado los beneficios.

    El pequeño Luka mira los bosques que le esperan y las sendas sobre la que caen los brazos de los árboles, unos serán para aplastar; otros, ofrecerán su tronco, para reposar, para leer lo que vendrá después, para evitar a esa clase de menesterosos con sus ansias de poder. 

   Siempre han sido alimentados por la codicia sin escrúpulos, seres envanecidos, creyendo ser más, porque no pusieron límites a sus gritos en forma de hoz hacía jueces corruptos o miedosos, periodistas envanecidos por haber sido capaces de en un bar, cuando alguien los mira como inquiriendo acerca de esa rara conversación con una "contraria", confiese que se ha mofado de la que cree que tiene poder y solo alberga terrores.

     Aquellas mujeres sin sombrero, sin la custodia de una iglesia de un dios atrapado, buscaron liberarnos de los sacerdotes de ese ser, erigido para la sumisión de los demás.

     Se extingue el fuego alimentado alrededor de Luka, el conocimiento ahoga las voces de los kamikazes que conscientes de sus canalladas, buscan la muerte de los otros, sin darse cuenta que ellos ya murieron aún siendo exhibidos en altares.

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