jueves, julio 25, 2024

Un festivo exhausto

 Después del frenético día de la descripción de las "intríngulis" delos congresistas y sin que estos, pudieran lavar ni las manos, ni sus pútridas y mercenarias conciencias, les dejé encerrados en su granja, donde cacarean para ser oídos, desde escaparates mediáticos 

   Lástima quienes son capaces de escuchar a esa bazofia confiándoles su autoestima porque son nombrados en la prensa. Sociedad guiada por las pantallas que aburren, incomodan y menosprecian la necesidad de descanso, la de ser solo un anónimo niño, como Lamine porque en los robados y hastiados selfies eso les hace participar en una falsa sociedad del éxito.

   Emprendedores de sexta generación pontifican delante de alguien que ha obtenido el éxito de aprobar oposiciones como si eso le limitara su capacidad para felicidad 

La banalización del mal, porque primero está el yo al que se aboca a mensajes para crédulos que se creen los avisos promocionales.

  Existe un Do mayor, le escribo una carta a futuro. Juan Bordera nos dice que es en el ahora, en el momento en el que nos estamos destruyendo. Climática, una escuela para el conocimiento de lo que somos, una reunión para aplicar soluciones. 

  Como a mí imposible carta; estos mensajes se les escapa a quienes tienen la desvergüenza de presentarse a las elecciones, no por este hecho que nunca será malo en la honestidad, sino porque por encima de sus palabras estara su servilismo a quienes les hacen ganar, para gobernar imponiendo plazas sin árboles, ciudades sólo para el comercio.

   Ciudadanos guiados por sofisticados hologramas que le hacen odiar la realidad; ajenos a la inteligencia, siguen huesos arrojados para ser mordisqueados. Menean el rabo, graciosetes, ensimismados por obtener un premio por cumplir consignas.      Al animal se le admite y se graba porque se le ha enseñado se supone para su bien

  Golpea la razón en el humano que refugiado en la visión del hueso, se olvide el uso del cerebro para darse cuenta del decir ser tú y cumplir lo contrario. Decir ser apolítico y ser despreciable, intentando despreciar a quienes son elegidos por la ciudadanía. Cumplir una proclama política de dar la espalda al presidente del país en el que te pagamos para que le representes con una cierta dignidad.

     Querer ser palmeado por focas, porque vas arrastrando los pies, porque si te embadurnas de aceite sobre el que se cuecen traiciones, te deslizas por el hielo de las mentiras Alvise de las que esperas un premio y actúas como un palmipedo ejecutando grotescas piruetas dónde hablas de seguridad, sin ciudadanos y si, con macacos de gimnasio exhibiendo brazos mientras son guiados a la siguiente tropelía. Entonces se confirma, si, eres una foca. Y eso no tiene porque ser malo. Si estás libre, pero es triste si te meten en una piscina- plato y alguna Ana Terradillos te arroja unos azucarillos, vulgaridad en la rima, para que, tras ejecutar un gorilesco golpe de pecho, salgas a la caza del señalado-marcado, al que no reconocerías, como tal, siendo, tan sólo , y eso es muy grande, tú. 

  Salta, salta pequeña langosta. No, no nos temas no te comeremos. Te veremos, saltar, saltar, saltar montes o aparatos o al agua. Ponte unos colores y bésalos, abrázalos, lloralos pero si en ellos solo ves tus creencias; olvídate no son los de tu país, sino los pesados rojos de la sangre derramada por los comerciales amarillos del oro del odio de la codicia de quienes los arrojan contra el otro.

   Platós, adicto al plató donde te dan visibilidad para qu el burdo directo te dé cancha y triste, si muy triste, alguien te anime a seguir por esa vía. Traidor de traidores y mefistotelico urdidor de trampas.  Clavaste tu errejoniana daga, entrando en un espacio que no paga a traidores pero no los excluye. El daño lo hiciste, quienes aún confían en tus artes, nos abren el agujero en el que sueñan confinarnos, eso sí, entre magdalenas de cicuta, gramcianas palabras sin humanos y medicinas del yo, superviviente y coronada ministra, con derecho a bono social y sofisticada excluyente para que su comunidad madrileña sea arrasada por la sinvergonzonería.

    Moriremos en nuestras barroquianas certezas 

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y