miércoles, julio 03, 2024

Un cantecito terracero

  Ahí que se va el hombre, con su guitarra, su voz enamorada y por allí ella, entre mesa y mesa, le sale de cada uno de sus poros el arte; a los videntes nos da alegría, al cantante, el día y a ella que la faena le sea vida. 

  Alguien, no es importante, es solo una arpía, termina diciendo de su entrevista, a su pretendía víctima, esas que, cuando las preparas, dices a tus sometidos redactores: a este le voy a dar por todos los lados, va a salir trasquilado. Decíamos que le recuerda el entrevistador a su pretendida cobaya, me está llamando tonto, que me he dado cuenta.

  Y el mismo tendría la contestación, si soy tan listo que sé lo que tú me llamás y he realizado preguntas de mierda, entonces soy eso, una basura, con ínfulas de periodista y mente miserable. 

   Quitas contexto a las situaciones y las igualas, te conviertes en el charlatán que lo mismo está en esa terraza, escuchando "el arte" y te pones los cascos para realzar los chirridos de una puerta por engrasar. 

   Cuando vas a la viña, tienes que llevar las herramientas adecuadas y el respeto por la memoria de la persona a la que se la llevas cuidando dos años y a sus hijas. Si no, mequetrefe, sal que te pongan una luz, una pantalla y siempre tendrás quien te escuche; por el monte a parte de orégano, se acumulan cagarrias y despeñaderos; hoy caíste por uno, Nacho, no te preocupes cuando no hay dignidad, se vuelve al día siguiente.

    Existen seres a los que se puede explorar, como el sueño por una nueva preocupación. Aquel Miguel sería mi traductor de un paseo por un lugar agradable como la voz de la chica. Canta el Sol, canta la mañana y el trasvase nos ofrece un lugar por donde pasar, de repente, sales de tu ensimismamiento y ves que la pasarela se ha abnegado de agua y que tus seres queridos se hunden y te tiras a por ellos,  y entre las aguas, aparece ella, como queriendo salir a la superficie.

    Escuchar destrozar la mezquindad a Pablo con la dialéctica, es un aprendizaje para aplicar. Descubrirnos entre lo que nos acontece, un deber

     Respira, la noche enciende el encuentro. Te mece la brisa del Tajo y te adormeces en su lecho. El curso no para, aunque los remansos se alargan y los saltos languidecen, no lo remedia el dinero si el saxo salvaje de Pink Floid.

    Leves roturas con sedimentos que alargan el viaje.

    Intensidades de olas que rompen sobre las piedras que permanecen

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