Se puede llamar Maldita la página que pone a la luz muchas de las trampas que se realizan en la economía o en los contratos que se hacen en el estado.
Si no maldita, si desconcertante es el momento en el que el saxofonista se da cuenta que su cuerpo tiene una total imposibilidad de continuar con su aprendizaje de ese día. Continúa arrastrándose pero las aguas del agotamiento le cubren y tiene que tomar una decisión drástica. Salir a frote quitando los muertos encadenados a los dedos de sus neuronas.
Debes parar y ver los pentagramas como un tiempo de solfeo que es el barranco en el que siempre se encalla.
Dos días después, unos periodistas con ínfulas de dignos entierran su dignidad en sus desposorios con las insidias.
Reciben caricias como el gato de Marlon, esa fue su oscuro deseo; mientras el espíritu del 15M hace entrar a su cola en ignición.
No comprenden que hubo, incluso abducidos, que celebramos el descubrirnos soñando imposibles. Desnudamos su posibilismo con sus huesudas estructuras con ropajes de sumisiones.
Son brutos, malditas bestias, unas y otros con ramificaciones poderosas que absorben las energías de las supervivencias cotidianas.
Si las apariencias arden, quizás nos quieran cobrar los impuestos para mantener esa caterva de arrendatarios de las visiones ofrecidas para atemperar sus violencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario