Perdía la batalla contra las nuevas tecnologías; había vivido muchos años, mirando las páginas de un periódico y escuchando una radio. Había evitado otras, porque el mensaje divino no puede ser escuchado entre mentiras, insidias, faltadas y bocachancladas y eso que dicen que si, que está en todos los sitios pero a él, le pareciera que esa entelequia se diluye entre faltones, eso si, con intereses terrenales.
Así que otra vez a la mili. Mira que no me veo. No miro mucho apenas al espejo, porque creo que será muy cruel para mí. Me mandan con el hijo de un antiguo presidente. Me quedo mirándole, le reconozco, él, por supuesto, no. M
Me habla, nada que no se ha podido librar, que si me quiero poner como escudo humano delante de él, que pagará a mi familia una buena indemnización si algo me pasará.
Le miro, él dobla la cerviz, muy poquito. Chico es que tengo unas inversiones en unos fondos buitres y en fin, no te creas que me interesa esto.
Se pierden vidas, se quedan vacíos los pisos, tengo que bajar los precios; problemas de liquidez ninguno. Sólo que tengo que ponerme a diversificar e invertir en armas cuando todo este sector me exige más dinero.
Escucho, habla sin parar; me vas a decir que ya estoy asociado con alguno del sector; ese que se callo a tiempo, sabiendo como aparecen los peces en la boca de los charlatanes. Si, es verdad, se lo concedimos como gracia. ¡vamos que ponerse a delatarnos!
Me lleva a comer. Soy como el búho, no habla pero me fijo sin parar. La hija de Von der Flyer, la de los anuncios. ¡Madre mía!, me digo. Habla en alemán, Guten Morgen, ¡ey! contesto; ya me iba, lo traduzco porque no me acuerdo del dativo en alemán. Era por ver las inversiones me ha dicho mama. Añade, traduzco.
Aquí nos quedamos, los bobos, atino a decir; me enseña su último coche.
Sin prisa, les cojo les meto en el cañón; a los padres les llamo. Tienen ustedes la posibilidad de protegerse jugando al Monopoly y marchándose a la tierda (fallo de traducción)
Tranquilos no queremos nada suyo, solo compartir sin guías, ni dioses, ni sus oradores y mercenarios
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