miércoles, marzo 27, 2024

Guten Morgen musik

Sufrió un quebranto sobre las escaleras mecánicas de un aeropuerto. Llevaba su saxofón en su nueva bandolera. Ella iba de la mano de su pentagrama. Sus notas tenían la armonía de una inspiración por la que entraban los gases que, antes, pensaba que la irian destruyendo, y ahora sabía eran partículas de oxigeno de melodías y armonías. 
   Los tresillos se enlazaban en cadenas por las que se transportaban olores de los brazos sudorosos que amanecían saciados.  
   Había blancas que calmaban el horizonte de incendios de los sueños; la protegían con sus aguas de dulces hilos de voz, sus palabras de contracorrientes donde descansar de las rampas vertiginosas por donde se escapa el tiempo y sus enormes piedras de gestos atemperaban incertidumbres de malos entendidos
  Cruzaban los dedos sostenidos y bemoles sobre los diferentes balcones; desde unos para ponerse de puntillas y cruzarse fluidos desde lenguas sin idiomas y desde otros, para rozar la tragedia porque el abismo era el suelo en aquellos desequilibrios que encerraban plenitudes.
  Cuando llegan juntos unos y otras creías haber caído en una trampa que empiezas a deshacer con la exploración lenta y amorosa de cada posición que es descubrirse 

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