jueves, marzo 07, 2024

Amnistía y un número

 Parece ser que esta entrada será la 69 de este año. Bueno sería celebrarla con su acción homónima pero parece que no vendrá al caso y, yo, con este tiempo, pienso que no está el día para muchos trajines, pero sin que esto, de todas maneras sea una negativa taxativa ante su advenimiento.

  Por una ligera variación evitamos los desfiladeros por los que aprovechan a desparramar sus pesadas ideologías quienes dicen atribuirse una labor que carece de ella, en su acepción más banal, la justicia.

  No sería hace mucho tiempo, pensaba entre sábanas que se habían convertido en lijas, cuando acudimos a aquellas prácticas en los que nos sentimos exploradores; pero que no duraron la eternidad con la que nos abrazamos en esos instantes. Recuerdo con dolor que ella, abrió la ventana y los acontecimientos cotidianos se fueron colocando entre nosotros, hasta que formaron un muro por el que ella, subida en una silla, y con un pañuelo en el que aún exudaban nuestros encuentros, me dijo adios.

  Nunca he pensado, si ella, en algun momento me quiso entregar alguna amnistía. He querido pensar que los lazos de cada día la eran más soportables, si los besos la acompañaban también en los buenos días, que le pudiera desear una madre, o en las salidas en las que se recordarán los tiempos de juventud de quienes habían compartido sonrisas y lágrimas. Al fin y al cabo, lo nuestro era sólo sexo y los años. no amnistían las veleidades porque tienen miedo que en las siguientes torpezas se descubran que todo pudo ser mejor, con que uno, se hubiera salido un poco antes, de la nave que le descubría y oprimía; sucedió que la otra persona, quisiera haber puesto una estrella que le guiará, pero, fue más sensato pensar, de su parte, que las nubes, siempre van a llegar y que en las épocas de turbulencia no valdría lo que, al fin y al cabo sólo era un juego de cama.

  Ahí días en que el número tiene sus olores y tintinea sobre la memoria con la misma vivacidad y claridad que tiene la carrera que se impone a las aguas y aires de un invierno que te masajea el ser. 

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