martes, septiembre 29, 2020

Parada en Vigo

 Si, Vigo ha hablado hoy en carnecruda.es. Aquí se encienden luciérnagas, para encontrar incluso hojas arrojadas que, sim embargo, siguen dando bocanadas significadas para un desgarro, para escuchar la nueva apelación de un cabritillos nacido que quiere poblar lo vaciado desde su vida significada, para una noche que alumbró un cuerpo esclavizado en su presente cuando la mente creaba más allá de horizontes.

Toca una tecla Vigo Mortessen en la mesa de mezclas del crudo tiempo. Es suave, pero entra con la contundencia de una pica. Acompaña al otro, al mayor, al aislado en un cruce de caminos, eso tan sencillo, asalta los oídos de los oyentes para crear el acto en el aparato locomotor con la inestimable ayuda del motor con aortas .  Lo dice con tal dulzura, con palabras tan justas que comprendes que es uno de los verdaderos sentidos de la vida. Siempre existe, y más en nuestra sociedad, en nuestros días de trabajo y tiempo libre la tentación de sentirte servido, de refugiarte en twitter que te arranca de las vidas de los libros, o cualquier otra máquina que te vacía de la conciencia del otro. 

Vigo nos recomienda que salgamos de nosotros; el peligro es grande y fuera, lo vemos en la Educación, en la Sanidad, los ahí quien poco a poco jibariza la sociedad para al final cambiarnos la vida, sin darnos cuenta, como nos ha sucedido.

Aquellas personas que se olvidaron de las alhajas del momento para permanecer con los suyos en el silencio de compartir siquiera un segundo, debe ser como el pastel que preparó Karo, hace cientos de instantes retenidos para llenar los poros del extasis de un tiempo que no se pudo parar. Piedras preciosas con nido en el corazón que arrullan los nuevos perennes tiempos de ausencia.

Renunciar, con la excusa de lo inmediato, a la comodidad de ratos pérdidos que se rellenan con cronómetro en mano, no es fácil, la tentación está, pero, por encima,  ya estaba la habitación cálida que recibía los besos, no siempre ideales, sino de pura humanidad de las hijas e hijo que la brotaban para nuevos días.

Aprender a querer, puede ser un arte, si se ha ido rellenando el tiempo de caducas desmemorias. Aquí, muy cerca, vagamos, tantas veces derrotados, sin ser consciente de nuestra fuerza que ama a primos, primas, desde la lejanía, como para no molestar. A lo lejos, otros tambien familiares entre sí, caminan desorientados por tantos palos en sus carretas, que casí olvidan el afán de darle una vida a sus allegados, porque en este instante necesitan un vaso de agua que despegue sus bocas selladas.

Salir a la calle, a la casa de quien tiene un formol preparado para inculcarte paciencia en transformar la madera en un ser acompañante en el que reposes, te subas, juegues o leas. 

Ahí, en el timbre vecino, un mar vivido puede llevarte con sus olas a tierras ígnotas; todo te ata, porque crees haberlo conquistado, pero lo hiciste sin las ataduras a las que ahora te entregas, 

Mira, sus banquitos, parecen tener velas en las que navegar momentos compartidos


 

 

 


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