jueves, septiembre 10, 2020

Moria y Marwa

 Cine para recuperar un tiempo que lo has vivido en presente. Honeyland, en DOCS Barcelona, en Septiembre y Marwa, en Octubre y mientras, en Occidente, nos dejamos golpear por los miedos, adormecidos en una tranquilidad que nos está destruyendo.

Los liberales, chupadores del Estado, visten sus desfalcos en nombre de una eficiencia que da resultados a sus inversores y a una élite que golpea con mentiras para someter al mundo. Muy aceptado que ayer Rufían diga que el ratón que confía en el gato, traza su futuro con sus propias decisiones.

Moria, isla griega, acogía a 13.000 seres humanos, arrancadas de sus raíces. El pueblo griego recibe la falsa información que el COVID, puede tener mayor incidencia en niñas como Marwa que han sido arrojadas a este campo de refugiados. No les vemos, son trece mil. Nos los numerizan, nos los despersonalizan. Cuando ves el trailer de la película que Docs mostrará en Octubre en cines, y luego, en mi caso en Filmin, ves a la niña, que llora en su desgarrada salida de casa e intuyes un poco de su dolor cuando recuerdas el momento en el que volvías, satisfecho de haber vivido un sueño en un mes en el pueblo. Ella, no, apenas mantiene el tipo para decirnos que las expulsaron de su sueño, de su refugio con familiares, amigas y sueños arraigados en siglos de olores de primaveras y colores de un otoño para recoger los frutos de un verano que engendro vidas

En Moria, a otra Marwa, o Fatima,  el nombre como el de la hija de aquella mujer que ví el primer día en la Universidad, la han vuelto a despojar, esta vez de la nada, con la que ya se arropa. Y Europa, calla, aterrorizada, tomada, sometida como decía un historiador en Davos, porque se ha empequeñecido, porque no se atreve a hacer pagar impuestos a todos, por encima de ello, a los poderosos.

Vívimos, esperando el primer día de clase, sabiendo que nos golpeará por algún lado, siendo enviados como corderos al matadero. Europa vive así, conocedora de sus miserias, de sus impotencias para realizar lo que sabe, ayudaría a sus ciudadanos, porque este proyecto, no era un mercado, es un encuentro con seres humanos.

La muerte en Moria, es la dolorosa percepción de nuestra propia muerte. Inertes estamos ante las acciones necesarias.

Loas, al ser humano que luego tendrá que luchar con sus propias fantasmas, pero todas, tienen derecho a empezar esa lucha

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