Me dice mi pastor, silbador de églogas, canciones y palabras. Escúchale valiente e inconsciente; lanzado y trastabillado proclamar la culpa en un ser que hasta de todos los ataques fue exonerado. Mientras guarda, barbado todo en el suyo demostrado.
¡Habrase visto ser más depravado al que yo siempre me he entregado!
Quiero ver infiernos e inviernos en el que ha sido, por poderes desnudados
y miro, remiro y admiro prestancia, calidez de la sirvengonzería desatada.
No me pregunto, de mil villanías traidoras, sino de sus señalados, ¡málditos!
Me apoltrono, en mis honradez, sigo cuando escucho, ¿Para que cuestionar?
Se acerca el árbol regalado, como reivindicando el Sol pérdido. Me ofusco y quizás, le riego pero sin más. Le doy la mitad de lo que pide porque ha dejado en mí, tomar conciencia de lo que poseo para saber mi responsabilidad. Ver los cielos y los caminos, pueden no ser el mejor trato a dispensar a laurel y nispero confiado; el agujero encargado se ha retrasado y el espacio en "brick", tras dos semanas ya ha pasado de "castaña oscura" para convertirse en la vergonzante oruga en la que se montan miles de madrileños empujados a viajar sin seguridad por puñeteros votos, conflictos entre dioses de la "gauche divine" y nuestra amada comodidad de "estamos en mejores condiciones que aquellos".
Árboles oteadores de este mi huerto "que está mucho peor" de como "lo tenían ellos". Necesaria esperanza para que tuvieran una vida digna. Habrá tiempo para preparar el viaje con la enseñanza para que sean duros nuevos horizontes los que sean exploradores, tras seis meses sin esas alumnas que son el sentido de una educación presencial. A estos y a esas plantas exhaustas se dedicará ya el escaso tiempo de un fin de semana, que siempre tiene la sensación de continúo final.
Dice Javier, que es el fin de la Educación Pública. A la primera se le concederán mejores condiciones en su negocio y una sociedad, en exclusivas, les agradecerá la segregación, que parece ser que les valdrá porque como dice el estribillo:
nosotros los de la "gauche divine"
Seguiremos cogiendo los trastos para lanzarnoslos, aunque muchas veces dijimos no ser, deportistas y menos olímpicos.
Pena dura, para un nispero sin fruto que me avisan. ¿No serán los mismos frutos que llevo esperando, de siempre excelencias que se pudren ante la realidad?
- Fue la honradez la primera flor que marchitaron, en esta época, entre la vergüenza de un liberal, tomando el estado, para pudrirla en el contacto con el oprobio de querer control al contrario con fabricación de mentiras, que en tantos medios expulsaron, para ser recogidas por crédulos que asimilan su honradez con la de un neoliberal, fagocitador del Estado para ser dios de su ya "libre mercado" apolillado. Asi lo afirma Varoufakis en su larga entrevista en CTXT. Hace una comparación un liberal estaría tan horrorizado con un neoliberal, como un comunista con el estalinismo
- ¡Qué decir de respeto a una patria!. Vejada por admitirla en su conversión en un espacio servil a los pagadores extranjeros que nos notan, mientras escupen una aceituna y sueltan un erupto por no vernos más que táhures pobres, proclamando vivir, mientras algunos se convierten en maltratadores hacía quienes no traen los dineros a los que siempre se humillarían. Ser orgulloso de donde estoy es respetarme y conocer lo que debo aspirar a ser.
Seres que llegan a su otoño, consciencia de ir tomando la salida; entre medias contemplas las hojas, que silenciosas, pero llamando a tu puerta piden ser renacidas con espacios y aguas en las que te muestren aún primaveras esplendorosas e inviernos que purifican.
Quiero transformar mi flor linda, el simiente en el que yo me nazca.
Abonos que esclavizan mi realidad, transformando tierras para desiertos
Pensé crecer en mi grandeza química, cuando, sólo, fuí un servidor
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