Nadie sabe lo puta que lo hemos pasado, dice Max que es una traducción, del título, más nuestra.
Una canción que derramó con las lágrimas de la voz y la trompeta de Louis Armstrong y Sam Cooke
Al finalizar el día; ver en la inmensa noche todo el universo por el que tendremos que adentrarnos para encontrar armonías y melodías.
Saber que ahí, en uno de sus infinitésimos puntos, la tierra, marciales quienes no desisten de ser miserables.
Y recorriendo una carretera marcada por la luna, desciendes hacia dentro, para ver la fuerza que nos dan quienes nos acompañaron y no pudimos retener. Bañarnos en sus ironías, recordarlos por la suerte que tuvimos.
Y celebrar a Luis Enrique, por tantas pedaladas dadas, por sendas en las que nos muestra su autenticidad
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