sábado, mayo 17, 2025

Ken entre Pinos.

  Se presenta un diálogo para explicarme mi yo estúpido; Pino Aprile lo tiene claro, todos somos imbéciles de alguna manera. Me dejo llevar, son las primeras horas de la mañana y no es cuestión de recordar a aquel depravado lector de periódicos que afirmó que era terrorista porque lo ponían allí. Esa es la vida que nos ha tocado vivir; que nos den hecho nuestros guiones de pensamientos desde fuera. 

   Ahora con la efervescencia de la pantalla pulpo, el grado de seres teledirigidos ha crecido al grado máximo. Se maquillan Centros con actos públicos mientras seleccionan alumnado y reciben ayudas de forma impúdica, podríamos decir que el transformismo se completa con una indecencia vestida de luces. Oyes al periodista acosador, utiliza un lenguaje de "serpiente" o "langue du bois", en el que aparecen como ofendidos cuando ellos han mandado a una periodista a una casa, travestida en mensajera o mandado leer un informe a otro periodista, quiso parecer buenista, sabiendo este último la calaña del primero y este habiendo obtenido esa información de fuentes corruptas que, si cuesta imaginarse que un funcionario, por muy armado y garante de la patria vaya a ser capaz de preparar informes contra otro ciudadano por el mero hecho de pensar diferente. 

   Por muy atontados que comparezcan en las investigaciones del Congreso, aquellos prepotentes políticos que convirtieron su paso por el gobierno en un periodo canallesco con comparecencias públicas que darían vergüenza incluso al afamado padre, crítico con los razonamientos ajenos. Incluso en esta hipótesis contempladas como las del superviviente de una sociedad que les ha dado la isla del Tesoro

   Incluso, en ese paradigmático caso, podemos afirmar que fue el huevo y la gallina los que a la vez, ensuciaron el servicio público que debería ser el de un funcionario, por muchas y grandes pistolas que tengan y el de un político, por mucho que su supervivencia dependa de lo taimados que sean antes las relaciones entre los suyos, que son el mayor peligro.

   En eso Ken Loach, ¿Dónde está mi ensimismamiento y amor al cine al que he abandonado, por la inmediatez sin base, cuando en el descubro tantas claves de vida?. 

    Aparece en el imprescindible The Old Oak de cada barrio, de cada pueblo y ciudad y da voz a las ideas, a los miedos, a los bulos que pueden tapar la existencia de una familia ante la contundencia de las imágenes creadas y dirigir a los parroquianos de ese pub o a las personas hacía posiciones interesadas que les libran del análisis y contradicciones de los actos propios.

     Cuenta Pino Aprile que existe un experimento donde se ve que existe una pez que va dirigiendo a todo un banco de los de su especie para obtener su alimento y protegerse entre ellos. Si hizo un experimento donde se le quitó el cerebro a ese pez dominante y la bancada le siguió en sus desvaríos sin sentido. 

     Ser parte de la masa, creerse los desvaríos guionizados del crápula dispuesto a todo por creerse un dios alabado en un altar, aunque sea con un cerebro, que no procesa todo el daño que produce la destrucción del respeto a uno mismo y a los demás. 

    Javier del Pino pregunta ese periodista italiano que nos aporta sus propias claves para este tiempo, tantas veces, tan enfermizo.

     Ken está ahí, para que despertemos desde la oscuridad del abandono de una ciudadanía a los clichés que les encierra en una caverna

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