sábado, mayo 10, 2025

Silencio en la algarabia

  Cuando paseo por Barcelona, como hoy podría ver en Madrid, veo a esas personas que reivindican algo que siempre han negado la posibilidad de desarrollar al diferente; su vida, con su personalidad y sus características

  En la primera, el foco, como en muchos sábados, lo pone el foco esos primeros minutos del "avivir", recorridos por Lourdes Lancho y Javier del Pino, se han adentrado en una parroquia del centro de la ciudad y, con Valentina, han puesto el micrófono a migrantes venidas de allende los mares; allí que se ha convertido en un criadero de Papas. 

  Los casos de los que huían son los repetidos siempre, machismo, desprecio, desplazamiento de sus lugares de habitats por ser tomados por grandes empresas, inocentes en sus anuncios, depredadoras en sus acciones.

  Han descrito el comportamiento de algunas personas de la ciudad de Barcelona que las acogieron, desde robarles los papeles y tirárselos, hasta pagarlas 20 euros a la semana por más de 10 horas de trabajo diario. Y alguna otra mujer que la vejó hasta animalizarla. Entonces levantas la cabeza hacía aquella amada ciutat invisible y les amas en su lucha y radicalismo hacia aquellos seres tan perniciosos, a la vez que ves aquellos balcones, muchos abastecidos por el esclavismo, que nos describe "El combo blanco".

   Existe ese bestialismo en los pobres que intentan esclavizar a sus semejantes más desfavorecidos y en la clase burguesa que te echa con la mirada de aquel coctelería en la que entraste a sentir el espíritu de José Martí Gómez y les viste tan pulcros como despreciables, quizás herederos de aquellos amos, esclavista.

   En Madrid, existe una mentira que les enaltece. La ponen en las noticias que distribuyen en la que intentan engañar con un lugar lleno que no es ni en el día de hoy, ni donde ha tenido lugar la manifestación y la rematan con un fondo de pantalla en la que detrás del parlador han puesto banderas de una dictadura. Hoy reivindicaban las votaciones que nunca permitieron ellos, a no ser que poner las bandoleras como urnas, les sirviera para contar las balas como votos y opresión.

   Es curioso, una ciudad en la que se intenta involucrar a dios, tomada por mentirosos, desinformados y violentos.

   La luna llena llega después y te quita la pesadez de no haber encontrado todos los tiempos de el Sitio de Zaragoza, pero si la tranquilidad de que no está tan escondida. 

  En día como hoy, sin esa enorme carga en unas piernas con gemelos cimentados, estarías corriendo toda una vida embutido en un espacio sereno como este, por la que te deslizas entre los sonidos de la noche, con los recuerdos, las emociones y el sentir tanto el cansancio, como el agradecimiento a los que te recuerdan que detrás de la pared del silencio. 

  Existen seres que lanzan llamaradas de cordialidad y conocimiento para tu ayuda y con los que tienes el compromiso de deslizarte por todas esas pendientes en la que parece que en algún momento, el fin será el abismo, pesadilla que se rompe con un nuevo esfuerzo para llegar un poco mejor a compartir los sonidos de una música que se te abre.

    Cuando ya caen las cejas y las letras se te rebelan, se dibuja la sonrisa de entrar el próximo viernes, con un corazón con el que pudieras tocar algo mágico para que aquellas alumnas-os que se graduarán y marcharán de nuestro instituto; los pulsos de los dedos les transmitieran el agradecimiento de haber compartido un tiempo con esa generación. 

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