jueves, junio 13, 2024

Sueltos versos, relax

 De repente, tras acordarme de Willy Veleta que Oskar, Gabriel le tengan siempre rodeado de cordialidad entre nosotros, he podido hablar con una compañera que ya no está entre resoplidos, risas y alguno intento de falta de respeto; una vida diferente, vamos. No por eso mejor. Luego ya en la soledad, pero sin ella, Sole, más maja que las pesetas, me he acordado de aquel insigne mandatario, por decir algo. Estos andan dando vueltas resoplidos y alguna que otra embestida. Este en concreto sermoneó en tiemplo pretéritos y no tan lejos en el tiempo, masculló. atrapado en soberbias. 

   Ella me lo decía, es que antes estaban ellos, y, por lo que sea, nos les votaban. Fíjate con partida de domino de tod¿o. 

     En eso se llenaron las plazas. Este bocazas no estaban en las plazas, consciente de su superioridad, de estar, cuando debían pasar lista. No estaba, si lo proclama en alto, rodeado de discípulos, el otro, no le escucha, ..otro sermón piensa. 

       Era la destrucción, proclamarse dios y no ser querido. No me mires, sólo te observo entre bambalinas, exposiciones y destruirte entre pompas y tarjetas. No, lo hice yo, por ahí merodeaban tus cuadros. Cuadras de pocilgas nos observan; invitan siempre a ellas, no, no fui yo, el que te dio el primer mordisco. Rodeado de tus discípulos y apartado de las instituciones, todo aquello fue un error.

     Después de la rabia de no ser reconocido y el alivio de haberte dado un espacio: resulta que vuestro cuadro alberga tanta rabia que había en vos por consideraros dioses y ser unos outsiders recogidos, que a la primera insinuación os fuiste en brazos de la chupi guay. Es bíblico, no te ofendas, lo cuenta en el libro de la maravillas que dice Nieves Congostrina. Se habían sentido tan humillados, Cain que ahora era la suya, Abel denostado por tantos y tantas iluminados ahora estaba débil; os dieron el garrote del glamour y la gloria, titulo para un desenlace de pena. 

        Cuadros, mandos, siglos que contemplan y participar en una cacería, porque te han puesto en un buen puesto. No comprendes que quien te lo ha dado es para que le des todo lo que tu me das, pero el peque, termina la canción con su propio final, me lo meto yo al bolsillo. 

         Tanta rabia descontrolada por lo que creías un desprecio y te van dejando abandonado en bolsas cuidadas con esmero. 

           No, no te vuelvas, Demóstenes lanza tus certeras insuficiencias: mira que te podría admirar y ahí estás, petulante, nombrado a dedo y echado; gracias por los servicios prestados y hala, hala tus vacuas palabras de una tarde de Agosto, derretidas, sin ser torridas.

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y