Siempre en el recuerdo Juanjo, aquel joven que fue atropellado en Madrid, se había unido a nuestro club de piragua, casi desde el principio y años después ahí seguía sin actividad en el agua pero pagando su cuota. Creía en un mundo humano y aquella ciudad de la que no se había desvinculado, nunca ha querido humanizar a quien la dan tejido social con sus actos pulso para un las entrañas de un corazón.
Sólo es un ente preparado sacarle la máxima rentabilidad económica posible. Las personas que no están en esa disposición de enriquecimiento, tramposos de la meritocracia, son intercambiables. Los rojos lo son, por supuesto; los nazis como el que ha pegado al humorista Jaime Caravaca, muy a su pesar, también.
Todas las marcas tienen la posibilidad de meter sus coches dentro de esa inmensa almendra, se les favorece porque esas empresas dan dinero y crean puestos de trabajo, puedan alegar, y lo hacen ante quienes tienen necesidades, incluso con sus pulmones destrozados; como la industria armamentística, crea riqueza y quita una gran parte de la sobrepoblación que pareciera nos estuviéramos excediendo en generar repositorios y si tenemos los instrumentos, les damos uso, y ya esta.
Lo bruto, si es que has llegado a lo anterior, es pensar que defiende la vida quien se apropia de tu trabajo y del espacio que nos hemos dado para la convivencia.
Lo salvaje es acudir como un bólido a quebrar una pretendida ofensa a la famosa libertad que tú has ejercido y a la que han apelado para cuando tu hijo ya siendo mayor pueda ejercerla y en la que te entra el pánico y te ponen Medias para replicar a quien puede estar financiado a maquinadores que te ocultan todo lo que produce su avaricia, desquicie. Tan ilógico no hablar de la economía en unas elecciones, como que un juez ejecute una suposición, amparado en su edad y su indignidad.
Se nos fue la bicicleta, en el centro de España se nos fue, como el raciocinio que se enmascara con otras apariciones de las Begoñas de turno, para olvidarnos de esa Ana Pastor, política del PP, ex ministra de Sanidad que termina su vida laboral, en lo privado.
Para que razonar que los problemas que tiene la Pública se puede deber a su progresivo y calculado abandono. Invitación necesaria para irnos a la privada, ya que allí, hasta ahora nos hayan atendido con una prontitud, que vamos a ver, nos es puntual e imprescindible en este mundo descontrolado del que lo sentimos, formamos parte y lo nuestro, es lo primero.
La bici, no por favor, la bici sólo es para las apariencias. Ese día, domingo a ser posible, en el que la familia muestra a sus peques todo lo que se está perdiendo. No lo comprenderá, hasta que años después será él quien ponga la prevención mientras preparé la bicicleta para quien, entonces, será su pequeño, que un día puede intentar ser un perro flauta y creer en otro mundo posible, hasta que las prisas de una furgoneta vuelva a cerrar el círculo, compungido, inocente; víctima, primero, quien muere; segundo él, de las tomas de posición de las autoridades que podrían aspirar a crear un mundo diferente, sin rentabilidades inmediatas, cosas que los inversores que les colocan no permiten.
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