viernes, diciembre 29, 2023

Carajos de libertad

 Dice Shane MacGowan que ya no sueña con el pasado, ni se ilusiona con el futuro, vivió su vida, los instantes.

  Soy la Mari, perdonen que me dé por escribir algunas de mis reflexiones, bueno, también las de mucho. Mira que me va la marcha pero que hoy me hayan cortado la entrevista que me estaban haciendo, porque he mencionado la bicha, me pone mi toto como un honor.

  No puedo negar que lo esperaba; ya me conozco a estos; libertad todo el rato en su boca, libertad para decir lo importante que es la encamada libertad; pero voy yo, digo que lo que vivo y me cortan la comunicación. Eso sí, con una sonrisa tan falsa que, fijándome, veo como el rímel se deshace sobre sus comisuras y sujetar el derrame la produce extrañas caras.

  Porque digo yo, es su televisión y hacen lo que les da la gana, pero después de colgarme, ponerse a hablar de mí, como unas serpientes cualquiera, no me cuadra. 

   Mira que me ofreció, el Panao que me pagaba unas prótesis para mis tetas, que le gustaban las mías, pero que tenía ansía. Le dije, chico, esto es lo que hay, no aspires a lo que no hay. Disfruta y haz que también lo haga yo. 

   Ese día le agarré de la pechera y sin mediar palabras, le dirigí hacía la cama, allí que nos despedimos de lo que nos rodeaba por un cielo. Hasta decir basta le anduve dando y dejando. 

   Si para lo mío actúo así, a cambio y para algo tan importante como hablar, se lo pido a ellas, por mucho que la maquilladora las tenga que sumergir en maquillaje; qué yo me pregunto ¡pues carajo, hay ahí abajo!.

   Allí, que me han tenido en el sofá, con el Panao en la cocina, con los ¡putos! callos que me provocan unos ardores que, él se lo pierde por dos noches. Yo, llamando, una, diez veces, en una he cogido el teléfono de mi niña, ¡qué mira que me ha dicho la Choni que no lo haga!, pero estaba tan desesperada oyendo a esas golfas que me lo han cogido a la centralita, he pasado los primeros filtros, pero cuando ya me estaba saludando la mala pécora, alguien ha reconocido mi voz, pues ya no podía mantener la otra que había ensayado, y me han cortado. 

  La puta libertad iba a decir, pero como han cortado rápido, han oído, sólo las dos primeras y aquello ha sido como meterme en la marmita de improperios.

   Pues no decía una de ellas que la gente no tenía nivel, como insinuando una cierta carencia intelectual. Ha llegado el niño, 4 le han quedado. He cogido el cubo y la fregona y le he llevado a la puerta. Aquí, no se come hasta que no hayas fregado la escalera que nos toca. Me ha enseñado sus biceps, sus peinados, sus amuletos tatuados y colgados, yo le he enseñado mi toto, moreno y le he dado un portazo. 

  Medía hora que ha tardado el Tito, que se me ha hecho un mundo, porque seguía oyendo a los pendejos parlantes; cuando ha entrado, quejándose de los 10 vecinos que se han sentido con derecho para pisar lo que el acababa de fregar, nos hemos ido a la cocina, primero a cantar "dirty old town", porque mi Panao, cocinar, lo hace, pero sucio es como un cerdo en un barrizal. Nos hemos reído y nos hemos puesto a comer; nos hemos dicho lo que teníamos que decir. Su libertad, que les engorde;

  ¡si todos lo hicieran así!

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