Salí aturdido de la cama. Le había dicho que habíamos echado un polvo cojonudo. Ella calló, consciente de habernos disfrutado con una complicidad no humana.
Cogí el móvil, consciente de romper la magia de aquella mutua entrega. Lo hice con tristeza por la dependencia que tenemos de lo externo y por otro lado, porque tenía la esperanza de encontrar unas palabras que me ayudará a describir lo vivido.
Encontré a Miguel Hernández que siempre tendrá una tumba en mis pensamientos, como dice, más o menos Chuck Palahniuk, escribía: "Aún me estremece el choque de los dos; cuando hicimos pedazos la luna a dentelladas", entonces me senté primero en el suelo del pasillo. Arrojé aquel aparato y agaché la cabeza como para contemplar el cielo infinito en aquella profundidad. Vi todas las estrellas que se me ofrecen en las noches de verano. Besé las palabras escritas a mano con el cerebro y corazón por Miguel.
La luna que estaba llena cuando empezamos aquel encuentro, habiéndome levantado, se la mostraba ahora a ella; la volví a arropar con las palabras del poeta. Nos quedamos enlazados mirando nuestro destrozo; aquel amor y el nuestro. La plenitud por renacernos
Aquella mañana, ultima del año, Patti había tomado mi cielo de sonidos, desgarrados; por desgracia, era un despertar lleno de ruidos que no escuchaba la poesía de Smith y ese rumor bello servía para mecerme pero no para acompañarme en nuevos viajes.
Apagué su voz, porque el comienzo del "avivir" de sábados y domingos me enfrenta a las realidades sociales del día a día. Alejado de los análisis bunquerizados que luego irán difundiendo en espasmos los políticos de la eyaculación precoz, a los que tanto se admira hoy en día. Un fugaz ¡oh! es capaz de llevar el voto a tramperos, ladrones, especuladores, taimados proyectos de psicópatas, especializados en ¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!¡oh!.
Este domingo ha sido un día donde se ha colado ese análisis de lo social. Han llevado a tres personas con capacidad para entrever lo que nos ha pasado, estamos viviendo y podemos caminar. Cuando lo iban exponiendo, me veía visualizando quienes de forma diaria me lo van exponiendo en su programa La Base; sentía la impotencia que arrastra a periodistas de medios que llaman "mainstream" de saber quienes van por ese camino y les tienen que silenciar porque la publicidad de las grandes empresas mandan; grandes poderosos, enquistados en las entrañas de nuestra convivencia para destrozarla y ser ellos, con sus normas, los reparadores, mandan atacar con fiereza y monstruosidad.
Ofrecen polvos estrambóticos, enrevesados, arrítmicos, más del tipo
¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡aaaaaah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ahhhhhhhh!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡aaaaaahaahhhh!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡aaaaaah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ahhhhhhhh!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡aaaaaahaahhhh!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡ah!¡aaaaaahaahhhh!
Muchos, demasiados, son satisfechos con esa especie de fuegos artificiales que molestan a los animales, ensordecen a alguno que aún sigue pensando que ojala el petardo que le estalló al lado del oído, le hubiera penetrado en el culo al tarado que lo arrojó y desaparece sin aportar nada.
Por si llega la lluvia, sea con la aportación de conocimiento que nos transmite, sea porque antes de que el cielo se cubriera, nos despedimos de la luna para volver a recorrer su piel
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