sábado, diciembre 30, 2023

Estar roto

 Una sociedad que ha sufrido un criminal período parece que debiera estar vacunada para que todo aquel momento no le vuelva a suceder. 

  Paso a paso, se van repitiendo los silencios, los miedos, el ensimismamiento, el mirar los miles de sucesos prescindibles que anula nuestra toma de posiciones.

  Peridis igual te dice que la monarquía tiene un trabajo ímprobo que no puede dormir por la masacre de Palestina. Me imagino que a lo primero ha llegado por el blanqueamiento salvaje que se hace de esa institución por parte de quienes se ven beneficiados de este estado de cosas. 

   A lo segundo, parece que le puede su intima honestidad y define de una forma muy clara la hecatombe que produce estar viendo televisada una masacre, con soldados que se han animalizado al grado de grabar su destrucción moral, al ir numerando cuantos niñas-os han asesinado. 

   Un niño, adolescente, como se quiera considerar, se esconde entre letras y números en nuestra sociedad, esta aún no se han entregado al miedo, y los dueños de este que lo sacan a pasear para que con sus ladridos, el común de los humanos considere mejor evitar esos "desagradables" ratos. 

   Por lo que sea ha visto un normalito vídeo donde se le ofrece un sonido que intenta vestir un villancico que, al fondo, es cantado por un árabe, un palestino, una italiana y un norteamericano. El resultado del primario montaje es mejorable cien por cien. El mérito quizás, una cierta honestidad. 

   Allí, en el país que nos tiene abducidos, paralizados, horrorizados, sería criticado por una prensa, tomada en su gran mayoría por quienes la financia, mercaderes, instigadores y comisionistas. El autor sería denigrado y considerado como un traidor a la patria. ¿Qué es la patria? la que imponen en esos momentos quienes se han hecho con el poder.

    ¿Es la patria de Milei la que da las propiedades de las grandes tierras a los extranjeros? Tiene el poder, es la nueva patria que mas de un 60% de los votantes han aceptado.

    El niño, al que esos vende patrias españoles, que manejan símbolos pero se deben a las grandes empresas, sean de aquí, sean, si hace falta, marcianas; ese niño no tiene esa cobertura, dicen que por muy poquito, por lo tanto cuando parece que no le ha gustado ese vídeo, por ser de mala calidad, por dar voz a seres humanos tan diferentes, quizás odiados por él, entonces desprecia y animaliza a quienes han mostrado una cierta empatía con el autor del vídeo. Remata, buscando también un idioma críptico que ojalá bombardeen el lugar donde unos y otros coincidimos. 

    Si, Peridis, por aquí, si porque no conocemos el horror de vivir entre escombros, si porque ese adolescente considera que estará en el lado de los vencedores, de los que cogerán un carro de una escuela infantil y se partirán de risa mientras le llevan, no los niños que han sido asesinados, sino sus ejecutores que consideran cumplida su función que les han impuesto e impregnado los propietarios de una sociedad envilecida.

   Ese ser, por lo que sea, escondido en un pretendido anonimato lanza deseos de animalización y de bombas; no comprende el salto al vacío que está dando; no ver al diferente, sólo el muestrario de elementos para el odio que le van impregnando su mente, sus actos. 

  No sabemos cuando se parará su ansia y sus odios tomado de lo que le ha sido dado para ser bebido a grandes sorbos, hasta llegar a la pérdida de la consciencia. 

  Para su desgracia, de ahora, los medios de comunicación le dan muchos motivos y muchos ánimos para que se reafirme en la bajeza moral de desear la muerte a seres humanos, porque si, son seres humanos con tantos sueños e ilusiones, como los hubiera podido tener, quien se ha encarcelado en sus barras de rencor. La sociedad, sin embargo, no ha sido tomada por ese derroche de mentiras y enfervorecidos apriorismos que le son transmitidas, pretendiendo que se instalen en los actos diarios.      La ciudadanía vive la normalidad, con sus pesares y sus alegrías y eso hace que ese niño, adolescente, ser humano se tenga que disfrazar entre números y letras, como si la rotura que pretende de un orden al que no se debiera aspirar a mantener, por tantas carencias que hay, le hubiera roto una perspectiva en la que ser un pequeño tiranozuelo, entre el dolor producido a quienes le rodean, que siempre serán diferentes, pero entre los que debe encontrar las formas de construir una convivencia necesaria, no dirigida por tratantes y falsos brujos con pócimas que son venenos para la destrucción

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