sábado, agosto 19, 2023

No me ven. Fiestón

 Parezco una parte del autobús, pero soy quien lo conduzco; es por si no me habían diferenciado. Dice el conductor cuando alguien mira a lo lejos

 Me he metido en el tema y para mí, que soy invisible. Entonces, fiestón; es lo que necesito y voy a llevar a cabo aquí, con José Manuel Soto en el escenario. Trae su grupo y antes nos habla, ey!! hijos de la gran puta y de su amante belcebu: bienvenidos, gracias por estar aquí. Le miramos, les observamos a mi vecino, el de las armas, a mi señora que no sé porque le ha dado por el orden, si no lo tenemos en la casa; a aquel señor que se cuadra, a su hija que nos envía fotos que no nos importa en lo más minimo. Por la esquina anda el jovencito de actos "porque me dan la gana", que nos mandan a su guardia pretoriana.

  Están todas; una gran satisfacción nos invade. Las guitarras fuera de sus fundas. Los cajones cerca de la silla; el micrófono a la micro altura adecuada. Las luces se prueban y todas al unísono de pitido de camión se encienden para dar el ambiente que invite a entrar.

  Entonces, detrás del escenario, oímos los gorgoteos del artista, nos activa, abrimos la puerta, dejamos encerrados su arte para que se derrame de forma conveniente sobre sus cabezas, con la certeza que se pose su cerebro y deje un manto de compost muerto, para su crecimiento posterior y nosotros nos incrustamos en la naturaleza y una veces, escuchamos el agua que ruge cuando la liberan de saltos de agua para electrificar las cuentas de sus dueños; el mirlo negocia quitarnos el bocadillo a cambio de una brisa de sus aleteos, siempre más de lo que dan quienes se han quedado en la fresquera con la promesa de un viento que alivie.

 En el fiestón, introduzco varios minuetos de Bach; una estancia en nuestros cuerpos, por tiempo ilimitado, con ella, tierra soñada. Cojo a Bruce y Clemons, to Drive allá Night y cuando llega el saxo, entro en otra dimensión, por si el subvencionado se hubiera escapado y quisiera entrar en tantos y extraños encuentros que le hicieran conocer los sobresaltos de la vida.

  Entre medias, se le manda a paseo y se le niega nuestros impuestos. 

  Que le pague quien con él bote

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