Lobo fue el osito que nos abraza desde el conocimiento de unas crudas realidades. Golpearnos sin guantes para amar su honestidad.
Aitana Bonmati ha hecho de introductora al homenaje que le han a Ramón en el "a vivir" de hoy sábado.
Siendo madridista seguro que la ama porque Aitana es fútbol y es compromiso social en medio de la irrealidad del éxito.
Ella ha ido abriendo el campo, como nuestro compañero temas, para despejar oscuridades.
Luego Ramón se ha colocado por todo el campo porque dice Enric González, para hacer un trabajo infatigable, que nunca se cree los halagos de lo que le decían los demás hasta que él no lo había comprobado, visitando el lugar, hablando de las víctimas; nuestras 13 rosas que hoy es Marie de 6 años, que la paran en Tunez, para nuestros miedos que la llaman seguridad y se la entregamos a descerebrados, como en la ciudad de Brecht, se la ceden a Arturo Ui. Maguregui, un amante fiel del fútbol, como Ramón, como esa intensa Bonmati, que, también, llega y golea. Nos hace amar el fútbol, porque ella y Magu lo son y Ramón es periodismo, pero es el sueño de poder estar y hacer lo que amas.
Las músicas del señor Lobo, que nos limpiaba de apriorismos, queríamos utilizar para seducir a una esquiva Sharon y son las que nos pone una Aitana, a la amamos porque, abandonados en la inmensa mar de la noche, desprotegidos de las luces artificiales, con el bosque del Alto Tajo tramando insidias y trampas, nos ilumina cantando con el lenguaje de su cuerpo y el conocimiento de una cabeza que es fútbol, al que siempre amamos de pequeños cuando Dudo era nuestro faro y nuestra proa para conseguir sus goles que a nosotros nos estaban vedados.
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