Me aproximo a mi destino. He salido, una vez más, aunque los ritmos, no lleguen a la música de Carmina Burana.
De repente
¡El himno!
¿Cuál?
El suyo, el nuestro, yo que se ya. Me pregunto: ¿Qué hago?
Decido tirarme a la fuente-lago. ¿Nadar? No puedo, me ha dejado "flus" la carrera. Por fin, me agarro a la orilla
El himno sigue; dudo si estaría sonando cuando alguien inscribió aquel terreno que no era suyo, con más metros, quitados a mí, por ejemplo.
Me pongo a bailarlo por la emoción. Suena, ¡Qué bien! pero ¿hoy?, que toda Europa acepta la propuesta que hizo, hace demasiado tiempo por lo perdido, que se controlen las eléctricas y como nos cobran, o ¿los años anteriores? cuando nos decían que estas, privadas, darían mejor servicio al ciudadano, siendo que se han enriquecido, pero no sólo en dinero, sino en poder para controlar, pagando mercenarios, y empobrecer a los ciudadanos.
Los del himno, que todo lo saben, me miran, con ¿odio?.
No te preocupes, es sólo negocio. ¿De qué me suena?
Hola, estamos para recibir, siempre, en cualquier circunstancia
¿Con el himno qué nos une?
Pues claro repiqueteamos sobre tu cabeza. Arte
¿Nos creías ajeno a ello?
¡Ufff! Alguien desfila bajo focos. ¡Eh! ¿Dónde vas?
Por el camino verde.
¿Por las alcachofas?
No esos son plingados a los que pago para que me las coma, pues a sus dueños ya les he dado algo a cambio.
Se pone a andar con más empaque.
Tras haber dudado si preguntar, pero el que has pagado ¿La vergüenza propia?
No, la ajena que una televisión pública me siga. Los otros son asilvestrados, que con este himno, una bandera y dos palabros ordenados, los domo.
Lo de la televisión, tela
No, de psiquiatras para este gobierno
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