martes, agosto 30, 2022

Estar

 Eso no lo va a dejar nunca, lo de estar. Quería, queríamos que estuviera entre nosotros, mucho más tiempo.

 Sentir su ironía

  Sus pitidos que me levantaban, hasta flotar, por mi lento correr. La primera reacción ¡Y este tío! era incorregible, luego, la sonrisa y el hablar un momento.

  No, no me acostumbraré a no verle en las cenas. 

  No, no he andado mucho con él, ni salido en bici, ni ido a La Vereda, pero quiero un mundo con él, con su forma de ser, con su compromiso. Como él jugaba con nuestros golpes en la piragua o en la carrera, para relativizar los fracasos, para ser un punto de arranque a nuevos puntos en común. Nosotros sacábamos punta de exageraciones, de situación pasadas. 

 Aguantabamos sus chaparrones, como él lis nuestros.

  Tres días después, de haber ido al encuentro del grupo, tras sentir durante 3 horas de paleo una fortaleza que se desmoronó, existe una ruta Camarasa en Wikiloc preparada por grandes amigos, la gente le agradece haber vivido junto alguna experiencia y yo, vuelvo a montar en kayak, como lo hizo Fernando, pero esta vez me siento débil. Busco las olas para surcarlas; cuando la corriente baja cojo el balón de waterpolo, miro a un lado y otro buscando aquel compañero, con el que apenas coincidí; como con su padre, con el que corrí, aprendí la fuerza de no rendirse.

  Alguna época, el Estar, es navegar en mar abierto con las velas rasgadas. Parece que te abandonas a la corriente.

   Pero fueron y estuvieron. Vivieron enseñando 



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