sábado, agosto 20, 2022

Pantalla

Cuentan que en una dictadura, la cercana de Portugal, durante el periodo del golpista Salazar, esta se pudo mantener, entre otras cosas, porque sus sustentadores crean realidades ficticias para ser percibidas en una tranquila sociedad; engañan y en esa tarea, si, es necesario, lo harán hasta con su dictador caído, al que le crearán un mundo paralelo que mantendrán durante dos años.

  Muchas víctimas de esos engaños están muertos, en la parte política, y sin embargo creen que están activos y con claves para entender y criticar siempre al "enemigo". No se dan cuenta que reciben el alimento justo, elaborado para su estado fantasmal. 

   No es fácil prescindir de esa droga adictiva que es encontrar la viga en el ojo ajeno, ya lo dice la biblia, ese libro mágico, y no ver lo que te están introduciendo, incluso con la lubricación que tú mismo generas para que no te haga daño lo inserto.

  A Sanna, primera ministra de Finlandia, la analizan en su vida privada, para tí. No necesitas estar de acuerdo, solo que este tema "está en el candelabro". Y sobre él, debes reflexionar y razonar

   Cuestionar lo público, a favor de lo privado, se sesga con la anécdota particular, a la que te agarras. La privatización de nuestra sociedad, que no pasa en aquel país, nos atrae porque tienes la suerte de ir al médico en una aseguradora privada y eres de ese alto porcentaje de seres humanos que no tienes ni pequeños ni grandes males. Te atienden pronto y la otra parte de la ciudadanía, ajena a tí, has concluido, que no te ayudan.

   Las leyendas y cuentos, hablan de cavar abismos o cuevas, una tarea de dioses aunque siempre nos alivie la mitología para explicar o nuestras caídas irremediables, o nuestras oscuridades que sean guiadas por un pequeño haz que no haga topar con una realidad estrecha.

   Todo es mucho más sencillo. Nuestros abandonos rasgan la pantalla sobre la que nos escribimos, acompañados de un paisaje al que le estamos dando forma. No podemos aspirar a paraísos cuando damos entrada a basuras destructoras. Diseñamos sueñamos y damos paso a lo burdo. Somos newtrales y glamurizamos nuestras ventas, no nuestros infiernos que tratamos de injertar como sin darnos cuenta.

  La enamorada de los coches del pasado le pega una patada al acelerador, mientras un corzo, en el asiento de copiloto rumia los giros pero no termina de vocalizar. Ella frena y le dice baja, ya tengo kit, pero esa es la quiz, ser o no ser. Mientras María duda que seamos sus amigos

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y