lunes, agosto 01, 2022

Módulos

 Cuando me acerco a aquellos lugares donde viví momentos tan diferentes de mi vida, los creo ver cómo compartimentos estancos, donde el hilo del agua del tiempo, no los tiene conectados.

  En mi bolsa, también llamada estanca de las ropas y materiales de piragua, me pasa lo mismo. Ni una gota y la llave que me sirve para recorrer otros espacios y recorrer otras épocas.

  Un niño tiene la capacidad mágica de derretir las planchas que te aíslan de lo vivido. Te habla de hacer sus marionetas del Dragón y el rey y algo sucede sobre uno de los paneles que encierra tu tiempo; se van imprimiendo esos personajes y sin darte cuenta traspasan al otro lado de los habitáculos donde has compartibilizado tus actos y aparece Dragonio un personaje que habita en el río Henares y que tiene cuidado de todo lo que ocurre alrededor de su cauce: su naturaleza, su fauna, una especie desconocida para él y los suyos, que son los seres humanos

    Por ahí, se ha fundido una pequeña cárcel en la que te veías aislado; pero luego ese agua, como te surge ahora, rebelde, la surfeas en una piragua y te crees contenido en ese momento, en el de un apacible paseo por su travesía por Guadalajara; allí, plácido, aunque con demasiadas ramas, resulta que surgen piedras, múltiples, grandes, pequeñas; unas, apenas asoman. Otras, gigantescas, paran corrientes como Hércules y las echan a un lado; las mínimas, parecen débiles y te pueden atar a un rebufo que te ame hasta ahogarte o pueden ser saltadas y crear olas donde se puede cabalgar para ir al sitio más exclusivo del mundo: a enfrentarte con lo aprendido en el Ourika, que te asoman a una caiiiiiiiida infinita: chacs, cata chaaaaaaaccccs y sales ainado pero continúas en rampaaaaaaaaa ahhhhhhhhh y en otra piedra a la viiiiista, haces una diagonal y paras, ufffffff

 Y en esa contracorriente que te da reposo. Te paras por un segundo, veinte, tres minutos, una eterna hora, en Alexander Platz y aquí ves la belleza del Güil y allí, en aquel Berlín, aún no vendido a los escaparates reivindicas el medio Ambiente. Sin saber los submundos pero queriendo otro mundo, sin dragones que quemen las sendas para solo ofrecernos sus autovías. Detrás de la piedra no es una opción para vivir, en la otra orilla está Cervantes y su personaje será engullido por mil corrientes, manadas, ¡Qué curioso! de una llanura, de un cauce tan apañado con árboles, amigos de molinos gigantes y hierbas placenteras para las vaqueras del Arcipreste. 

  Sin darme cuenta, me veo desecho de mis módulos. Encuentro una posada entre el calor de Pepe el de Málaga y su mujer: ¡Lleva cuidado Pepe! y el grupo de Vitoria y Guada, que deshacía las pesadillas del Oum era bis y la Dora Baltea.

  De los puñeteros nudos en los módulos y en la vida, los tratamos de deshacer a besos 




No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y