martes, junio 16, 2020

Carne cruda, ayuda mutua

Es un tiempo en el que te necesita gente que te abre muchas ventanas, con una luz sobre la que cabalgar conocimientos.

Javier Gallego, ¡Ay la Sarda, qué palabras de sabiduría!, se ha quedado en el balcón de mi mente payasa que ama la cercanía como la sentía, aún con un vidrio de por medio.

Todo el equipo de carnecruda, al empezar el programa nos da un dato demoledor, apabullante: sólo el 12% de sus oyentes está suscripto a su programa carnecruda.es, el otro 88% de oyentes, le escucha pero no colaborar para que se mantenga de una forma digna con sus redactores y locutores ganando un sueldo acorde a su trabajo.

Bueno, eso no podrá ser, yo creo que nunca. Se marcan unos programas que si los coges de uno en uno, no te caes de espaldas, porque estos mismos te han dado una muleta sobre la que apoyarte.

Me podría ir a los programas sobre política, sobre libros, sobre cantantes, por cierto que programones sobre varios cantantes o grupos, tan exhaustivos, tan puertas abiertas para saber lo que les pasaba por sus mentes cuando estaban realizando canciones maravillosas. Viaje mucho por los ríos de España, por algunos de Francia: el Güil, que creo que me hizo perder el pelo, que ya se confirmó que no tengo, pero no lo hice por todos los vericuetos de un Tom Waits con cataratas, saltos y rápidos en su vida que iluminaron canciones que te dejan al borde del Tajo, en un frío invierno, ya cambiado y comiendo unas latas, o comida que nos había preparado una diosa, para sentirnos dueños del mundo.

Me ceñiré al viaje en el que nos ha embarcado hoy, para tener conocimiento de una realidad que salida desde este gobierno, “el ingreso mínimo vital” ha sido aceptada por todos los partidos, lo cual en estos tiempos parece un milagro que les debemos a tantos y tantos que han muerto por esta ola tan gigantesca que nos ha arrasado y esperamos con miedo su resaca. En este programa no se conforman con presentar un éxito de algo que han defendido sino que buscan si se puede llegar a más; por sus micrófonos no dejan que se paseen quienes podrían estar próximos a ellos, buscan más, más y no conformarse

Carnecruda nos está desenganchando de no escucharles durante toda la semana, y dejarlo en sus tres intensos días que nos llena de encuentros con realidades. Pero que sepan que es muy difícil, no esperarles ni los lunes, ni los viernes que en los meses más intensos del confinamiento ha sido la manta que nos protegía en nuestros miedos, bajones y terrores.

Siempre me refugio en que soy mayor, para contar alguna anécdota que me hubiera pasado incluso en el pupitre en el que un cuaderno de muelle se me enganchó en la nariz, con mi ¡ay! ¡ay! ¡ay!, que hizo reír a Antonio. Esta vez, fue estar oyéndole por Instagram y siempre aparece un mensaje que te dice: “puede transmitir en directo”, yo, en mi alucine, eterno, me decía, joder cualquier día quito la palabra a Javi, pero hubo un día de pánico. Michael Robinson había muerto, la noche había sido de forma especial, larga y desamparada y entró el video: dos personas amigas, me vieron, y me disculpe, entré en modo, patético por la pérdida que te deja sin el abrigo de las personas cercanas que se van; el último Miguel Ángel Bernal Ballesteros, profesor, pintor, maestro, amigo querido. Le hablaba a Javier Gallego, agradeciéndole y pidiendo aire cuando parece que la habitación se ha cerrado y reducido a la nada.

A eso me lleva el programa a sentirme dentro de él.

Quienes acudimos a sus directos, a los podcasts sabemos que si existe publicidad, será ética, pero que somos nosotros la parte importante de su sustento.

Tenía una conversación hace tres semanas, con alguien que me afirmaba que todo el periodismo es igual, malo. No las suelo tener, porque no sé si por no valer para periodista o por mi hartura de equidistancias, no entro en estos temas. Le afirmé que de la información que me pago yo, estoy orgulloso, que participo en 6 proyectos y que a sus profesionales les valoro por su respeto a los oyentes, por su honestidad y por la dignidad con la que ejercen una profesión tan esencial para el equilibrio en una sociedad, que si no estaría tomada por los pagadores de medios, en los que estos necesitan su leche para seguir produciendo noticias que tienen el riesgo de no ser completas, por la dependencia de las ubres monetarias y mercantiles.

Hoy, si en el blog, lo lee alguno de los oyentes de carnecruda. Les digo y reconozco que son tiempos difíciles, pero es tan bello, que durante tanto tiempo, ya va para 11 años; y ¿seis, Javi?, como independientes, te puedan dar tal calidad de programa, que como en la entrada de ayer, que recorría un pie amado; en la de hoy embarcarte en la nave de los crudívoros oyentes merece un esfuerzo que hagas. El fruto, si les oyes, ya lo sabes: el éxtasis de recorrer cada apartado, que nos ilumina de nuestras oscuridades que necesitaban ser devoradas con la pasión de un encuentro inacabable


No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y