Una cuerda es la vida en la que te confías explorador; en el otro extremo entonan ritmos agitados unos pulmones los descubrimientos a los que les llevaron un recuperado latido. Anclarse en la roca para parar el latigazo de la necesidad y desde allí, Violeta te lleva a otra contracorriente, donde descansar para reconocerte de las paradas, tantas veces risueñas, a veces llenas de vasos de placer, que, a veces, obstruyen.
Recoges la cuerda, con el mimo que no hiciste muchas veces, para que en el sobresalto, aquella mujer anclada en el pánico, pueda tener una línea donde caminar con sus dos pies equilibristas en sus miedos, Pegaso que la alivie del agua que engulle.
No líos, no nudos, facilidad para surfear la salida de su bolsa y encontrar la cabeza, la mano, el brazo en el que enrollarse con aquella dama para una cita sin candelabros.
En el agua Pikadra se siente impotente para conocer tantísimas variantes, sus muchos caminos y sus reacciones a volcanes que lanzan magmas de acciones aún más imprudentes.
¡Qué equilibrio en la naturaleza!
Tantas y tantas frases en las que escribir los desconocimientos para creerse más sabio de lo que siempre ignorarás de los escritos de la naturaleza.
Alguien, un día, lo dirá en su tono, que tu no percibes y volverás a mostrarte como el niño que en una fuente podías ahogarte, porque el agua que nos baña los ojos, visten tantas nuevas sendas por recorrer y que ahora ves por el marco abierto que te invita a preparar y esperar.
¡Anda! Recoge pétalos con los que te vistió el tango del cantautor, ama en el que Luis Eduardo Aute te hacía único
When the day that lies ahead of me
Seems impossible to face
When someone else instead of me
Always seems to know the way
Seems impossible to face
When someone else instead of me
Always seems to know the way
Then I look at you
Bill Withers
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