lunes, abril 13, 2020

La fuente

                                                                                               

La fuente ha decidido dar su mensaje en una botella. Siempre entendí que su agua podía correr libre, para cogerla a placer.

Su mensaje: mañana a trabajar. Firmado Palacio, no se ha podido escapar el contenido. Todo muy claro

Miro a un lado, a otro; toda una semana donde las pequeñas personitas de un país han aguantado confinadas en casa durante sus vacaciones y ahora, muchos de sus padres volverán a salir para producir, para arriesgarse. ¿En un mes, hemos hecho lo que Corea del Sur, una labor de prevención, detección ingente? ¿Hemos fortalecido la estructura pública que se iba diluyendo en lo privado?

Y las vidas ¿qué consumen si se extinguen?

Y me siento, respiro y miro al horizonte, la cuesta que tanto y tanto cuesta subir; dicen que hace años estaba pelada, porque todo era para leña, cuando aquí vivían mañanas de acarreo; madrugadas de olor a pan; heladas de búsqueda del cabritillo que había nacido dos días antes por los dedos expertos del corazón que le ayudó a pasar el mal momento.

Exhalo mi desesperanza, como hoy he tenido tiempo de oír a Iñaki Gabilondo, implorar la esperanza suya. ¿Por qué escuchamos, queriendo ser ecuánimes cuando de la boca de los mensajeros del odio sólo se muestra mensajes cortos, elegidos, comentados con voz en off, asalariadas de quienes se beneficiarán siempre de las desgracias?

Dicen las banqueras: ¡hay que trabajar!, ellas saben, son la quinta esencia del bien: "porque nosotras os damos las dádivas del empleo a la sociedad", afirman, "es la única solución". Antonio Maestre, en "Franquismo S.A." nos demuestra que su sabiduría era más bien alimentarse entre ambos.

Hace días, una inocente carta; parece justa contra los políticos. Generalizando ¿todos los políticos?, incluso contra quienes ahora se han preocupado que lleguen las ayudas a todas, todas las personas en forma de salarios, de ayuda para el pago de los alquileres, con todos sus matices de cosas por mejorar.¿También a esos?

No se dan cuenta que nunca, jamás, en ninguna de las peticiones pone que firmemos para que todo el dinero de los paraísos fiscales que ha salido, vuelva aquí. Imposible, saberlo, ¿si?

No, ahí vías y las necesitamos ¿nos hemos dado cuenta que la Sanidad pública ha sido esencial para estar resolviendo este problema, ahora?, ¿les damos palmas siempre?

 Una de las primeras es el cuerpo de inspectores de Hacienda no se le puede reducir el número de sus efectivos, ¡qué ha pasado!;  ni quitarles elementos de análisis, ni bloquearles parcelas, ¡qué, por supuesto, ocurre!

 Trata de recordar alguna de esas inocentes hojas de firmas para atacar a los políticos donde ponga, les queremos fuera porque no han sido capaces de crear un cuerpo de inspectores lo suficientemente potente para controlar el dinero generado. Porque es a este gran país, con su bandera, al que queremos servir ¿o no? Cuando te piden que pongan las banderas

¿Te piden que digas que de aquí no sale un puñetero euro más para especular porque ese dinero falta a la sanidad?

¿Otra vía? nosotros mismos.

En esa carta, ¿inocente?, ¿amigable?, nunca, jamás de los jamases, te van a acusar de nada, porque necesitan tu firma, no tu pensamiento, para ir contra quienes les está poniendo coto a sus ganancias. Hilarante que en esta época los empresarios, ¡hele su arte!, metan en su organización a una ministra del anterior ejecutivo, ¿por qué les perjudicó?

Pero con nuestro aplauso, eterno, inacabable hacía quienes están dando el callo, ¡hola hermana! ¡Tú sí que eres imprescindible!. El mayor de los aplausos es pagar lo que nos corresponde. No trampas; si lo que nos sobra, a quienes les sobra, lo metemos en inocentes fondos de inversión que nos dan una gran rentabilidad, no nos preguntamos ¿qué raro tanta rentabilidad?

     Un día tenemos que despertarnos, que nuestras previsiones de gran rentabilidad para los estudios de nuestra hija, hijo; ¿quizás vienen porque esos dineros van a Fondos Buitres?, que echan a la gente de sus casas, si a esos que en esta época están dando el callo, o van a la privatización de la Sanidad, ¡oh esas grandes empresas rentables con la salud, ahora calladitas!; teniendo sus secuaces de pluma, envenenando; ¡ah! pero ellos tan, tan inocentes de todo!.

Sí, todos tenemos el derecho a sacar rentabilidad al fruto de nuestro trabajo; pero no somos inocentes de nada, también tenemos responsabilidad de lo que pasa.

Desde el dinero piensan. Sobra gente, les llega a los precarizados, que en un tiempo volverán a quedarse ahí, callados, sin glamour, sin altavoces, sólo tragando, en muchos casos, las bazofias con la que los entretenemos. Nunca en la historia podrán desaparecer los salvajes que animalizan al diferente.

En lo que a mí respecta, no quiero quedarme tranquilo. Geráldine Schwarz, en “los amnésicos” hace una expiación del pasado de su familia. Familia con dos procedencias, alemana y francesa. Familia no directamente implicadas en el régimen nazi y en el francés de Vichi, que apoyo al primero. Se taparon los ojos, no quisieron intervenir, inocentes, pero fueron recibiendo los beneficios que les llegaban de esa situación de robo a los judíos, de asesinatos a quienes se oponían a esos regímenes dictatoriales.

Rechazo a quien quiere involucrarme en la ceguera colectiva, esa que José Saramago describe, tan letal, tan desgarradora. Como ser humano, la rechazo a riesgo de ser señalado por quienes, si no estás con ellos estás contra ellos. Son generadores del odio y cada uno tiene su responsabilidad. Yo, también equivocándome en mis razonamientos, pero buscando conocer.

Y para no extenderme vuelvo sobre el ruego, doloroso, razonado, herido de Iñaki, todos los diputados del parlamento tienen su responsabilidad. Necesitamos que no sea una sociedad inseminada en odio.

Los parlamentarios no pueden ser parte de un poder miserable, economicista que se cree dios sobre las vidas humanas, a las que desprecia y utiliza a sus conveniencias

                                                                                                                                                            Imy

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