SImy
Sinopsis: Jordi Socias y Juan José, El Pais, (168 años, entre los dos) viajan a lugares comunes donde se acude con los viajes del INSERSO. Javier del Pino, con esa experiencia, en sus conversaciones dominicales con Juan José Millás indaga sobre formas para enfrentar ese tiempo. Soluciones para que no sean sólo Parkings
Me encuentro
aquí, con la estufa encendida, las pantuflas metidas hasta el tendón de
Aquiles; oyendo la lluvia y no pudiendo concentrarse uno en la lectura de días
de mares.
Así que rodeado de tanta agua, parecería lógico que no me hubiera
extraño que hubiera llegado a la puerta una piragua.
Ya con el
tiempo uno se olvida de aquellos viajes, de las horas interpestivas para salir
hacía Zaorejas o Peralejos o luego a Ainsa, en fín: Not limits; pero claro
ahora, en el pueblo, con el confinamiento de por medio, en un primero momento,
al oír un golpe he pensado la televisión, pero claro, no tengo. ¿La radio?
están con sus músicas en otras partes. El ordenador no podía ser, o sí, desde
que tantas empresas se ofrecen gratis a darme enseñanza, me estoy sintiendo
como el detenido que sabe que a través de paredes con cristales especiales, te
están controlando.
El caso que
después de un momento de incertidumbre me he ido rápido al balcón,
efectivamente, era el sonido de la piragua, relinchándome, entiéndame, es un lenguaje
propio entre nosotros.
A mí, lo de
tantos tipos de lenguajes, me resulta agradable. Yo, porque soy de mucha charla,
pero eso de explicarles, con los adelantos de la tecnología, lo mismo a 20
alumnos que han decidido llegar cada uno, por así decir. a su bola, justo cuando acabas
de explicarle lo mismo a un compañero suyo, y eso, no sólo un día, sino
durante 10, 15 días, te va entrando un gusanillo, como de buscar no hablar, por si la palabra hace piruetas.
Ante esta
situación, olvidas el habla, te empieza a salir humo, ¡qué ellos lo ven y lo
entienden!, son indios transmitiendo desde los megas rocosos, con fallas en la
atención debida. Reaccionan un poco, sin pasarse, cuando ya pasas al lenguaje
corporal de aparecer por sus pantallas, con las manos directas al cuello,
aunque dan al disparar, por si te pueden eliminar. ¡Tal es su confianza en su
metralleta electrónica! Sin embargo, por un rato se apartan, quizás no sea ni
por ti, sino porque se han acordado que algo les habrán dejado preparado en la
nevera y ¡algún esfuerzo tendrán que hacer!
Me invita la
piragua a hacer un ejercicio de escapismo; días iguales, casi desesperanzados. La tentación está abierta,
le dices que no, a pesar que tras un rato ante la pantalla, nada surge.
Pareciera como definitivo. El cansancio te ayuda a cerrar, también la conexión,
tras las ideas.
El domingo
amanece, abres las ventanas y te recreas en la primavera que explota a tus
ojos, en colores, en olores, en saborear los años que se vivieron. La piragua
no te esperó; sin embargo, descubres otras olas que se vienen hacía
ti, montados en un arca acuden Javier del Pino, Ramón Lobo; en otra barca,
Miguel Mora, te felicita porque tú serás parte de la tripulación de CTXT más comprometida, yo, feliz de
grumete.
En todas
estas ondas, sí que te puedes subir; pero cuidado, son vertiginosas, no te
conceden un respiro, si quieres manejarlas sólo te puedes dedicar a ellas.
No vale medias atenciones porque en un descuido puedes haber caído y te pierdes
al profesor Bichara, hablando sobre Gaza, o al directo de 5W, revista de
periodismo. O luchando desde las aguas, con el estruendo de romper el agua, te
pierdes a Juan José Millás viajando en su monotorino de inteligencia, porque te
la pone a tu alcance para que analices lo que son las residencias de ancianos y
dónde están sus debilidades y sus soluciones, que se hacen tan necesarias en
estos momentos. Casas que contemplen a esos seres humanos, en las cercanías de
su entorno y con las condiciones más humanas posibles.
Y tras ello,
una lección más de periodismo. El capitán Javier está atento a tantas y tantas
variantes que le pueden surgir, por la magnitud de las olas, por el viento
combinado con unas olas que originan un nuevo día y entonces cuando lo
percibes, al menos, para mí, darse cuenta que la atención al tema de Jacinto
Antón era bello, importante, indagador del aquel entonces, pero del hoy
presente, pero no tanto como la queja de una científica que le llama la
atención para que la variedad de ciencias que existen en el mundo pueden aportar
más luces de las utilizadas por el grupo de científicos, puestos en marcha con el
gobierno. Comprende el conductor-capitán que esa era la prioridad. Qué se puede prescindir de tantas
cosas, innecesarias pero sonoras, para darle voz a ellos.
Son gente en
positivo, no tienen nada que ver con los carroñeros de imágenes que no aguantar
un análisis de lo que hicieron con las sanidad pública o con las residencias de
ancianos. Prefieren que todos se miren la corbata entre sí, para castigar a
quien no la lleve, para que no les miren sus actos. Su conclusión, el próximo
día, en vez de 15 minutos, 40’, para el director de “a vivir” ellos son los
nombres que tendrían que sonar en el apartado de fichajes, para que el equipo
de la SOCIEDAD funcione y se renueve la intensidad de un entusiasmo para cambiarla. Los científicos, exploradores, no levantiscos, que abren vías a soluciones
Me pierdo,
un poco en la última hora del programa, práctica para unas familias a pulsos de
la normalidad, en la cual yo no parezco vivir. Cuando vuelve a aparecer
ElMundoToday, todo se hace más natural para mí, en el abismo de lo
incomprensible encuentro el descanso para volver a salir, en solitario a los
mares en los que te pone la lecturas de otros mares, hoy, tan un tiempo largo, Alternativas
Económicas y su denuncia que ya ni al Reino Unido ni a cada uno de nosotros,
nos vale sentirnos víctimas.
Podremos
justificarnos como el descerebrado militar que siente, desde su odio, que
podría haber salvado el mundo con sus armas visibles contra un virus invisible.
A él, iluminado, otro mal le colonizó para solo saberse killer de las mentiras.
¿Qué no comprende de abandonar lo público para dárselo a lo privado? Acaso él
se ofrece como mercenario de estos segundos, como si estos fueran su famosa
patria. ¿Vendido?
Al menos, se
ha abierto una espita donde las letras alivian el caos de un tiempo que no
podríamos haber intuido como normal hace 2 meses.
En el
horizonte, el viento te acude con todos los aromas que recoge a su paso de las flores que
pugnan por seguir su tiempo hasta dar su fruto aunque las noches las cubren con un manto
blanco que busca ahogarlas.
Descubrimos en este domingo, entre papeleos que justifiquen imágenes de falsa preocupación, que en nuestros embarques de hoy encontramos otras piraguas, otras estufas. Imy
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