domingo, abril 19, 2020

Motorinos para encontrar

                                                                                                                                                                                                            SImy
Sinopsis: Jordi Socias y Juan José, El Pais, (168 años, entre los dos) viajan a lugares comunes donde se acude con los viajes del INSERSO. Javier del Pino, con esa experiencia, en sus conversaciones dominicales con Juan José Millás indaga sobre formas para  enfrentar ese tiempo. Soluciones para que no sean sólo Parkings                                                                                                                   

Me encuentro aquí, con la estufa encendida, las pantuflas metidas hasta el tendón de Aquiles; oyendo la lluvia y no pudiendo concentrarse uno en la lectura de días de mares. 
Así que rodeado de tanta agua, parecería lógico que no me hubiera extraño que hubiera llegado a la puerta una piragua.
Ya con el tiempo uno se olvida de aquellos viajes, de las horas interpestivas para salir hacía Zaorejas o Peralejos o luego a Ainsa, en fín: Not limits; pero claro ahora, en el pueblo, con el confinamiento de por medio, en un primero momento, al oír un golpe he pensado la televisión, pero claro, no tengo. ¿La radio? están con sus músicas en otras partes. El ordenador no podía ser, o sí, desde que tantas empresas se ofrecen gratis a darme enseñanza, me estoy sintiendo como el detenido que sabe que a través de paredes con cristales especiales, te están controlando.
El caso que después de un momento de incertidumbre me he ido rápido al balcón, efectivamente, era el sonido de la piragua, relinchándome, entiéndame, es un lenguaje propio entre nosotros.

A mí, lo de tantos tipos de lenguajes, me resulta agradable. Yo, porque soy de mucha charla, pero eso de explicarles, con los adelantos de la tecnología, lo mismo a 20 alumnos que han decidido llegar cada uno, por así decir. a su bola, justo cuando acabas de explicarle lo mismo a un compañero suyo, y eso, no sólo un día, sino durante 10, 15 días, te va entrando un gusanillo, como de buscar no hablar, por si la palabra hace piruetas.

Ante esta situación, olvidas el habla, te empieza a salir humo, ¡qué ellos lo ven y lo entienden!, son indios transmitiendo desde los megas rocosos, con fallas en la atención debida. Reaccionan un poco, sin pasarse, cuando ya pasas al lenguaje corporal de aparecer por sus pantallas, con las manos directas al cuello, aunque dan al disparar, por si te pueden eliminar. ¡Tal es su confianza en su metralleta electrónica! Sin embargo, por un rato se apartan, quizás no sea ni por ti, sino porque se han acordado que algo les habrán dejado preparado en la nevera y ¡algún esfuerzo tendrán que hacer!

Me invita la piragua a hacer un ejercicio de escapismo; días iguales, casi desesperanzados. La tentación está abierta, le dices que no, a pesar que tras un rato ante la pantalla, nada surge. Pareciera como definitivo. El cansancio te ayuda a cerrar, también la conexión, tras las ideas.

El domingo amanece, abres las ventanas y te recreas en la primavera que explota a tus ojos, en colores, en olores, en saborear los años que se vivieron. La piragua no te esperó; sin embargo, descubres otras olas que se vienen hacía ti, montados en un arca acuden Javier del Pino, Ramón Lobo; en otra barca, Miguel Mora, te felicita porque tú serás parte de la tripulación de CTXT más comprometida, yo, feliz de grumete.
En todas estas ondas, sí que te puedes subir; pero cuidado, son vertiginosas, no te conceden un respiro, si quieres manejarlas sólo te puedes dedicar a ellas. No vale medias atenciones porque en un descuido puedes haber caído y te pierdes al profesor Bichara, hablando sobre Gaza, o al directo de 5W, revista de periodismo. O luchando desde las aguas, con el estruendo de romper el agua, te pierdes a Juan José Millás viajando en su monotorino de inteligencia, porque te la pone a tu alcance para que analices lo que son las residencias de ancianos y dónde están sus debilidades y sus soluciones, que se hacen tan necesarias en estos momentos. Casas que contemplen a esos seres humanos, en las cercanías de su entorno y con las condiciones más humanas posibles.
Y tras ello, una lección más de periodismo. El capitán Javier está atento a tantas y tantas variantes que le pueden surgir, por la magnitud de las olas, por el viento combinado con unas olas que originan un nuevo día y entonces cuando lo percibes, al menos, para mí, darse cuenta que la atención al tema de Jacinto Antón era bello, importante, indagador del aquel entonces, pero del hoy presente, pero no tanto como la queja de una científica que le llama la atención para que la variedad de ciencias que existen en el mundo pueden aportar más luces de las utilizadas por el grupo de científicos, puestos en marcha con el gobierno. Comprende el conductor-capitán que esa era la prioridad. Qué se puede prescindir de tantas cosas, innecesarias pero sonoras, para darle voz a ellos.
Son gente en positivo, no tienen nada que ver con los carroñeros de imágenes que no aguantar un análisis de lo que hicieron con las sanidad pública o con las residencias de ancianos. Prefieren que todos se miren la corbata entre sí, para castigar a quien no la lleve, para que no les miren sus actos. Su conclusión, el próximo día, en vez de 15 minutos, 40’, para el director de “a vivir” ellos son los nombres que tendrían que sonar en el apartado de fichajes, para que el equipo de la SOCIEDAD funcione y se renueve la intensidad de un entusiasmo para cambiarla. Los científicos, exploradores, no levantiscos, que abren vías a soluciones

Me pierdo, un poco en la última hora del programa, práctica para unas familias a pulsos de la normalidad, en la cual yo no parezco vivir. Cuando vuelve a aparecer ElMundoToday, todo se hace más natural para mí, en el abismo de lo incomprensible encuentro el descanso para volver a salir, en solitario a los mares en los que te pone la lecturas de otros mares, hoy, tan un tiempo largo, Alternativas Económicas y su denuncia que ya ni al Reino Unido ni a cada uno de nosotros, nos vale sentirnos víctimas.
Podremos justificarnos como el descerebrado militar que siente, desde su odio, que podría haber salvado el mundo con sus armas visibles contra un virus invisible. A él, iluminado, otro mal le colonizó para solo saberse killer de las mentiras. ¿Qué no comprende de abandonar lo público para dárselo a lo privado? Acaso él se ofrece como mercenario de estos segundos, como si estos fueran su famosa patria. ¿Vendido?

Al menos, se ha abierto una espita donde las letras alivian el caos de un tiempo que no podríamos haber intuido como normal hace 2 meses.

En el horizonte, el viento te acude con todos los aromas que recoge a su paso de las flores que pugnan por seguir su tiempo hasta dar su fruto aunque las noches las cubren con un manto blanco que busca ahogarlas.

Descubrimos en este domingo, entre papeleos que justifiquen imágenes de falsa preocupación, que en nuestros embarques de hoy encontramos otras piraguas, otras estufas.                                                                                                             Imy

No hay comentarios:

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y