martes, abril 21, 2020

Cebra

Sinopsis: El programa 672 de carnecruda.es,  se presenta como una profundización en el mundo de bulos o noticias editadas que golpean la realidad. El no contrastar lo que, por norma, te crees, es el primer paso a convertirte en un zombie de tu fabricada justicia


Miradme soy la cebra que hoy si os dará envidia por mostrar sus rayas en la posición correcta. Me mirasteis como la leona hambrienta que llaman a sus congéneres para desaparecerme. Fue, sólo un mal día, tantas tareas, después de años vegetando en un zoológico donde todo me era dando, ahora, no os podéis hacer cargo de abismo de, por primera vez en mi vida, sólo estar presentable, no me piden nada más.

No calculasteis, cuanta fauna está atenta para que ese traje que puedo lucir, ¡esplendoroso yo mismo, me aclaman. Me cuidan. A veces, me da por pensar que les sirvo como cobaya. No sé, es un tiempo que gano. Lo he alargado desde los confines de la prehistoria, cuando utilizaban mi cabeza para cascar nueces.

Ahora, que parezco fijarme en aquella maleza como refugio, debo confesarles que estoy echándome la siesta, no veo nada, absolutamente nada; podríamos decir que la pantalla está apagada. ¿Les sorprende? tienen que comprender que a los leones del otro día, les tengo que hacer dudar de que yo,sólo, controlo por donde entrar en esa maraña de ingente naturaleza que les desorienta.

Si me vieran por dentro del cerebro, que lo tengo aunque crean que las cebras no lo tenemos, se darían cuenta de mi descojone, hacer creer a todo unos leones que estoy ojo avizor. Si no fuera por las jodías hienas; cuando ven que los empanados de los reyes de la selva no me prestan atención; estas siempre tantean, se acercan, como por si acaso y con su risa tan desagradable, histriónica, al final taladran mis oídos, me despiertan y me provocan pánico, me muevo y tienen que acudir todos mis mayores a protegerme. 

Les oigo, cuando me han defendido, que están hasta el culo, que porque soy la que mejor porto las rayas, que si no me echarían en manos de cualquier buitre, amigo. Porque si, que lo sepan, somos amigos de los buitres. Describen hasta la forma como lo harían, una pequeña herida que supurara y ya les tendría encima. ¡No saben ellos lo que estoy dispuesto a hacer para seguir pegándome esta vidorra!

Cuadrúpedo sin dignidad, me dicen también, montado en un carrusel, dónde mis protectores me recuerdan, te dan más energía para que luego me dejen desamparado y durante una época ellos estén libres de otros ataques.

En fin, que voy marchando por entre violas, tulipanes, azucenas, margaritas, rosales, amapolas; robles, nogales, ciruelos, que no sepan, que no tengo ni idea de lo que voy pisando, comiendo o defecando, que me los han escrito para el momento, no crean que a mí me va a dar por abrir un libro. Ya no digamos 20 o 30 que me pudieran poner, como no fuera para hacer pesas.

Me han dicho que mis rayas tienen un resplandor cuando marco, no las hojas ¡que leches!, ¿eso es lo que tienen los libros?, no mis pectorales y mis cuartos delanteros. Me veo como un macho cabrío cebra.

En mis sueños, me imagino en un pedregal, arriba, en la cúspide siendo admirado por todos. Cuando alguna vez se los he mencionado a mi mayor cebra mentora, entre dientes, la he entendido decirme: ¡Cretino!.

Me da igual, ¡no sabe ni ella, ni nadie el aguante que tengo!. Y la poca dignidad con la que me visto

Ellos han vivido bien, pero es que yo, de la hostia

                                                                                                      SImy

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