martes, abril 07, 2020

Ken, ¡qué voy!

Me voy hacía él, enojado, violentado, despertado y si, lo he encontrado rodando otra escena, en nuestro mundo.
Te veo explorando otro niño, ¿la Colonia?, con su padre trabajando a las horas que fuese. Llevando alegría, cumplía para satisfacer capitales, aún no globales: trazas un paisaje correcto, marginal, con ese “chav” que decidió que lo del cole no le iba y que el paraíso se lo ponían más fácil en escapadas con maría sin sexo.
Y te quiero regañar porque nos ruedas en espejos sin artificios, sin mezcla pero me sujeta el carpintero de tus escenarios, con su nombre desconocido, aunque sus recreaciones sean perfectas; o no sé si es Paul, joder no me sujetes porque también tengo para tí.
 Hostias, todos las veces que veo vuestras películas, me hacéis más rojo.
Sabes lo que es estar feliz, en el nuevo y para mí, único pub de Guadalajara, La Bolera, escuchar la música desconocida con Jordí, estar con las dos hermanas, ¡cómo me gustaba una! ¡un perdedor!, un looser; un día, arrojado, necesitado de sentirla, baje, pare el coche encima de la cera, cerca del río Henares, para verla cuando iba a coger el tren para ir a la Universidad; pero nunca supe decirla que la quería aunque me hubiera sacudido como sopapo un no. Ese era nuestro tiempo y allí tu protagonista, junto con otros dos y la novia, me imagine el equilibrio de clase y sin embargo, fue la última vez que les vi juntos, felices, por la armonía del momento, por estar soltando nuestras barriadas.
Jóvenes sin ganas de quebrarse la cabeza pero que parecía que salían adelante. Y la música, pero, sin decírmelo estaban en una mina, y uno de ellos no salió, lo sabéis, vosotros, porque en vuestros relatos preguntáis a la sangre en lágrimas del silencio confinado de la madre en un laberinto que estuvo siempre lejos de sus actos. Porque veréis al padre, como a tantos padres de nosotros, en su trabajo, en su partida y sus estallidos por vagar en veranos al fresco que te ha dado alguna asignatura suspensa, padres que labraban sudor.
 Mama ya se había ido. Y José, futbolista de barrio, también; tres contra él y gol de nuestro héroe; nosotros sólo, en mitad del campo, narrábamos, lejos de problemas, nuestras victorias con sus goles.
Meteréis también, como el barrio se ennegreció, vuestro protagonista, ha tenido que vender el piso, también en nuestro barrio marginal, pero infinito. Le ha dejado la chica que le amaba y sí, en esta sociedad, que me muestras, de emprendedores con cadenas, él se hizo zombi antes de todas esas sagas y nosotros nos hicimos zombis con cartas marcadas por nuestros dueños, que nos cebaban.
En una plegaria para el hombre, Ken, síguenos buscando
 Recuérdanos que somos trabajadores, siempre. La cadena más larga, nunca nos dará libertad

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me haces recordar y pensar gracias AMIGO

Unknown dijo...

Me has hecho recodar y pensar ,gracias AMIGO

Siameses y mercader

Siameses y mercader
Zaida, Fernando y