domingo, junio 22, 2025

La emoción de la responsabilidad

  Ver emocionarse a Antonio Turiel cuando intenta llevar su mensaje de científico para alertar sobre las consecuencias del cambio climático, a los jóvenes produce una ternura y una activación particular que nos es necesaria.

   Existe Felapio, come de habitual, fuera de caso; en esa situación le ha puesto su puesto de trabajo. Ya no le disgusta tanto como al principio. Se han abierto muchos chiringuitos y la oferta culinaria se ha ampliado. 

   Se fue labrando su futuro para llegar a este momento brillante de su vida. Hoy, le han abierto la posibilidad de solazarse en la comida. Si el viento y la lluvia llega como ha dicho "el hombre del tiempo", va a ser una putada estar en su chiringuito preferido. Luisa en el último momento le ha llamado y le ha ofrecido un restaurante dentro de la ciudad. 

   Para allá que se va; ni se lo esperaba, Feli está también en este lugar, ha pasado de largo y se ha metido en una especie de reservado.

    A Fela le han puesto en un ventanal. El día es desapacible, también acaba de pasar Tom y Paul, creo que están en esos cursos de enseñar a escribir. Ya le gustaría a nuestro protagonista escribir de la mejor manera posible.

    En una mesa cercana alguien comenta todas las dificultades que ha tenido para salir de la zona de Paiporta. De una forma espeluznante describe sus avatares. Si sigue así habrá desgracias, si no se toman en cuenta las avenidas de agua que pueden llegar. 

   Menos mal que a Lucía, la universidad le ha dicho que no tiene que ir a trabajar. Fer, si, trabaja en un Market Señora y allí los beneficios tienen que ser grandes para que su dueño, luego, pueda pontificar sobre las bondades del trabajo, alardear de los beneficios obtenidos y clamar por una libertad que siempre es de los que tienen el poder.

    Alberto llega ahora, empapado, embarrado, crispado y asustado; conoce a Felapio, le cuenta todo lo que ha estado viendo, como se empezaban a desbordar algunos manantiales. Recuerda Sefti Famma y el río Ourika que hicieron unas vacaciones de Abril, por Marruecos. Aún le enorgullece, de forma también inconsciente, como no se bajaron de las piraguas a pesar de da por irse cuenta que el cauce iba aumentando por momentos. Fue un bajada divertida.

    Cuando volvieron, años después, aún tenían impregnada aquellas emociones y el recuerdo de saber que meses después de esa primera vez, durante el verano había habido unas lluvias salvajes que en aquel valle tan estrecho habían producido más de doscientas muertes.

     Unos de los camareros del bar donde como Felapio, sigue a Antonio Turiel es un científico increíble, le dice su hijo, que está en la universidad. Pedro, que así se llama el camarero, dejó las redes sociales hace años y busca información contrastada en medios que no dependen de las grandes empresas. Juan, muchas veces, a veces demasiado, es un compañero suyo, "un brasas" habría que matizar que escucha todos esos canales, que le hacen fardar de conocimientos pero que en otras tantas ocasiones, queda en ridículo con los datos que le aporta Pedro, del científico que ayer nos encogió el corazón por la impotencia de luchar contra los bulos que tanto sigue su compañero y sus inefable grupo.

    Antonio lleva tiempo anunciando que sucederán Danas extraordinarias y graves. Muchos se burlan. En el ventanal Felapio ve pasar un político, que le suena mucho. La rubia es espectacular; detrás va, mohíno, otro petulante compañero del primero; capaz de embestir, si con ello consigue entrar o alguno de sus propósitos. Leticia, pasa cerca de la mesa de este y comenta "la jugada".

    Leticia, también sigue a Antonio Turiel, le pide permiso para enseñarle un vídeo donde este explica como se corre el riesgo de quedarse a energía "cero" si en ese conchaveo entre Red Eléctrica, Estado más algunas empresas, estas actúan bajo su criterio y en algún momento no tienen al ralentí algunas de las plantas que deben cumplir esa función. Fela, le pregunta ella, ¿serían capaces de hacer eso? Es que dejarían a todo un país paralizado. Y ¿Qué empresa no subvenciona y ayuda a alguno de los partidos principales?; ¿Has visto al "tontoelhaba" uniformado alguna vez pedir responsabilidad a alguna de las empresas que le permiten llevar ese tren de vida desde hace años?

    Federico, engrandecido, entra chillando, parece que el mundo no será capaz de funcionar sin él. Por supuesto, está a otro nivel al de nuestros anteriores interlocutores. Su imagen la podríamos definir entre petulante, dantesca y vergonzosa; creemos que lo sabe pero marca sus huevos, hablando claro, ¡hostías!, como "sus santos cojones". En realidad son tan grandes como la publicidad que le llega por sus desacomplejados "dimes y diretes". 

     "A la puta mierda con estas tormentas", que les den por culo a quien le pille. No sabes tú la de publicidad que darán las empresas que reciban los contratos para la reconstrucción.

      Si pensábamos que esto podía ser salvaje y tóxico, lo siguiente oído por Leticia en un autobús, que le cuenta a su interlocutor remata el bestialismo del napoleón patrio. "Mas murieron en las cámaras de gas", leches y fueron, esos si, los nazional pero socialistas; Felapio se agarra a la mesa para no caerse para atrás. Ella le dice que no es que lo dijera de pasada, que se entretuvo recreándose en los pormenores de algunas de las imágenes truculentas que todos tenemos en nuestra mente. También, afirma, que miró al conductor, porque era casi de madrugada y sólo iban los dos. 

    Sin creer en los infiernos, más que los que producen los asesinos de "las temidas y nunca vistas" armas de destrucción masiva, percibió en aquel conductor una mirada diabólica como si ese fuera dirigido hacía un espacio donde se descomponer todos tus átomos, para seguir alimentando a instituciones como la Iglesia, que siendo celestial, toma hasta eso de todo lo que le rodea.

    Antonio Turiel sigue en una ponencia eterna, pero circular de la que sabe que no saldrá con bien. No te confundas, a tu alrededor tienes a mucha gente decente como Juan Borderas; el problema es que, incluso los que van uniformados con chaquetas y corbatas tienen muchas necesidades, para callarse y sonreír, porque sí, porque la vida sólo se vive una vez y si se tiene que ser infame y rastrero pues ahí tenemos a su santo, hablando como si su vida fuera la de un profeta de la maldad.

    No temas Turiel, vamos contigo, incluso aunque sea fanagoso el texto.

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