Desesperante sería el breve tiempo que tienes para entender lo que te está haciendo el individuo que se ha sentado en un inocente banco que has preparado para que el fatigado viajero, se humanice, tome un respiro, hable con el paisano al que le aturdirá la familiaridad con la que le responde sobre las cosas más comunes de su tarea en el huerto.
Por como se le vio llegar, te darían ganas de acogerle en tus brazos y , por su velocidad parece buscar una solución a un inmenso desamparo ante lo que está por ocurrir que se intuye "el hundimiento"
Se echa para atrás en el banco, abre los pulmones y si pudiera aspiraría el oxígeno que son capaces de soltar todas las arboledas que embellecen los alrededores del pueblo.
Julian, con su auscultadora Pandemia, cosas que pasan, suele decir Aurora, en otros días fríos, llega en estos momentos y nos pide que nos demos cuenta de las uñas que asoman en su manos, pero también tras unos calcetines, pulcros, pero deshilachados que permiten intuir la fortaleza de sus garras.
Se nos despierta unas vivencias que fueron manando mientras contemplábamos pasar la vida. Su casi pezuña, florida en el guante de su pie derecho, golpea como aquellos días en los que tras unas trabajadas marchas por la dignidad, donde hubo solidaridad, encuentros y florecimientos, en el último momento se estimó que aquello entrañaba violencia y está se regó y se llenó de las espinas de los golpes dados por una policía que podría corroborar que aquellos quince días anteriores había habido ante todo, creación de una tela de araña para favorecer una sociedad mejor; sin tantos privilegios.
Fueron lanzados, por quienes tienen esa capacidad, un gobierno del que nuestro impenitente marchador era el señor X, como lo fue en otro tiempo, otro X que sabía que la violencia engendra violencia y ahora se ha convertido en una especie de oráculo sin cabeza que le memorice sus traiciones.
Describe el señor Macias Digital la uña negra que quiere esconder, quien parece un bendito, de su dedo sale un "padrón" y de él la pus que supone crear una policía, que es partidista por mucho maquillaje patriótico que se le dé a su traición.
Una pesada nube, ennegrece, tanto que incluso la visión de todo el pasado de quien parece un indolente marchador, se mete en un agujero oscuro; Julian Macias, nuestro Pandemia Digital, no deja que cada una de las traiciones de ese inocente personaje pueda ser olvidada por mucho que su dulce filo busqué rasgar nuestra memoria y la sapiencia de saber descifrar su M de Mariano, que no consigue sajar.
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