martes, octubre 03, 2023

Rico

 Mientras me despido de la tierra, escucho a Manuel Vázquez Montalbán. Era todo un ser humano, pero bueno yo soy poseedor de una riqueza inmensa; por eso, una vez confirmado que existe hielo en uno de los planetas que hemos visitado, parto para allí. Tomarse una buena ginebra con hielo es lo que me ha quitado la última reticencia.

  Aquí, las temperaturas ya enloquecidas no me anuncian nada buena. 

  Los otros, todos a los que o he convencido o he expoliado andan por ahí, penando, los últimos; los primeros siempre encuentran algo para admirarme.

  ¿Yo? a estos últimos, les doy carnaza para que odien a quien me sufren y se arrodillen ante los símbolos que les arrojo a los que nunca he respetado.

    En la portezuela de la nave, tengo la capacidad de ver todos los campos de producción de las materias primas a los que he comprado, con los campesinos roto el espinazo y la autoestima porque a más trabajo, les iba bajando cada vez más los márgenes que recibían. Su espinazo lo aliviábamos con algun anuncio donde le dábamos una pócima milagrosa que había encargado saliera de su sudor y de los despojos de lo que antes, yo, había subido cada vez en mis márgenes de beneficio, un 10%, un 20%, hasta un 50% después de la pandemia. 

  Esta época había sido la mejor; flipante. Nadie había podido consumir, sabíamos que mis lacayos y los sufridores habían acumulado mucho dinero sin gastar. 

   Solución. ponerles cebos en todo. Parecía una piscifactoría. Una vez esto, les hablábamos de LIBERTAD; nadie va a coartar esta preciosa palabra. Somos libres y consumimos porque podemos, pagara; si dice mi marido que demasiado, también dice que ¡al cuerno! podemos y queremos.

   Algunas asociaciones de inquilinos, de consumo, empiezan a dar cuenta de nuestros beneficios. Voy a cerrar la puerta de la nave; bueno, la vuelvo a abrir y lanzo flyer, anuncios y sobre todo, kamikazes mediáticos; mandriles capaces de comerse todas las bananas que les echan en forma de publicidad para que puedan seguir diciendo sus basuras y doblando su espinazo en sumisión.

   Aquí somos únicos, lo reconozco. He salido otra vez a la escalinata y veo al político último que me ha servido; el anterior, no sé donde andará después de arrojarle a una piscina de pirañas. Nunca sabes, entre los que he comprado, quien puede ser más fiero y voraz. Desde luego cuando le tuve a mi disposición decía de todo y contra quienes querían limitar mis ganancias, que no tienen nada que ver con la libertad. Lástima para su carrera que le diera un ataque de honestidad.

   El de ahora; es un fenómeno, lleva medrando más de 25 años. Me dicen que en ningún sitio, donde haya tenido que trabajar, ha logrado nada; pero mira, es llegar al poder; gastar una millonada en publicidad y ser dios para sus votantes y una bendición para mis ganancias. 

   Estos días le tengo desatado; bueno a los que le escriben lo que a mi me conviene. En él encuentro al ser capaz de decir una cosa, la contraria y la del medio. Si encontráis a alguien así, que no se le desdibuje el tupe, decírmelo para la siguiente; porque estos, si pillan poder, las organizan buenas. Mira el Mortadelo de Castilla León con sus disfraces y sus manchas indelebres de pubertad; si sigue un poco más me arruina. 

    Le necesito irreductibles, fanáticos pero que no hagan que aparezca como un bellaco que está detrás de las ganancias desmesuradas, de la inhumanidad en el problema habitacional que no me interesa resolver, de los dispendios sin sentido que me financian dos veces.

   Bueno, que me extendió, ya no volveré a veros, hay os dejo a mis bestias, para que sigan alimentando a algun otro vecino; me imagino que entre gin y gin habrá que jugar una partidita de golf 

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