No tiene mayor mérito reconocer que no se ve apenas fútbol. Es más raro que no viéndolo, se siga por la prensa y por la radio, teniendo opinión sobre algunas de las cosas que suceden.
El otro día, a cambio, ver el partido de la selección española, fue un acto de toma de conciencia del nivel de dominio individual que tenían los jugadores, aplicado el conjunto de todas esas individualidades a una táctica que dio un resultado de una pulcritud más que estimable.
Dani Carvajal fue un niño que puso la primera piedra a las instalaciones de Valdebebas, la ciudad deportiva de un club dios como es el Real Madrid.
De aquel sucesor podrías repetir la idea "tu eres Pedro y sobre tu cabeza edificaré mi iglesia". Las palabras las podrías extraer de los actos que un concejal de Madrid, que ha conseguido convertirse en ese dios, por como está en todas las partes de una sociedad colonizada por sus empresas, que siempre reciben beneficios y los desastres los derrama entre los crédulos, por desgracia, también entre los que no le siguen tanto o nada.
El jugador Carvajal, el otro día mostró, a sus 33 años que está a un nivel excelente de forma física y de nivel táctico. Tantos años en la élite le han dado una sabiduría futbolística que impresiona; el otro día, mucho.
El sentirse primera piedra de un gran proyecto te da una soberbia a la cual has alimentado con tu gran esfuerzo y sacrificio. No te faltan halagos, ni premios, ni sentirte miembro de los elegidos. Cuando hace varios años, empezó a tener lesiones, a esa debilidad física, pudiera, que no lo ha analizado quien escribe, podría añadir que la parte psicológica de prepotencia se empieza a desmoronar. Vas a los restaurantes más chic de la ciudad; por su puesto te invitan, un chuletón de la "hostia", mejor, no veas si viste el cénit de tu increíble logro de sucesivos y, pareciera, que eternos éxitos.
Cuando buscas las razones de tus lesiones que te tienen postrado en el gimnasio, queriendo solucionar con una férrea disciplina y está no es suficiente; te empiezas a poner en manos de personas especializadas en músculos, en alimentación. Cuesta remontar, pero parece que poco a poco, lo consigues y con el dinero tuyo, has solucionado un problema que estaba poniendo tu carrera cuesta abajo.
Las fotos en los mejores restaurantes, se van espaciando y la conciencia de la debilidad del cuerpo ante las agresiones culinarias andan escondidas en el día a día y entre los seres queridos.
Lo imposible que es sentirte débil ante tu generosidad en la persistencia por ser mejor, lo superas. Has estado tú y te han ayudado los que te rodean; quizás por tu calidad, tal vez, por tu dinero.
Lo que parece imposible es que un ser que ha salido adelante, no se lo reconozca a otras personas. Muchas mujeres, ya se cuidaban y mostraban su calidad futbolística, pero tenían una debilidad, alguna propia, pero la otra, la más cruel, la que las ha tenido postradas durante mucho tiempo, era un cáncer que tiene está sociedad y muchos de sus representantes, un machismo vestido de canallismo que envenena los ojos, incluso de los vencedores.
Sería un mundo que en la camiseta del jugador victorioso y excelente no tuviera el reconocimiento a todos sus esfuerzos, poniéndole el nombre. Si fuera capaz de comprender la magnitud de ese pequeño detalle, habría conseguido lo imposible, que escondió cuando era débil, el valor de lo humano
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