A otros, a otras les pones palabras y la cabeza detrás de ellas como si fueran los personajes arrastrados de los cuentos de "el flautista de Hamelin".
De todos los seguidores que apoyan a un consejero que no sabe leer, ni hablar, a otros que manejan dinero negro; algunos se han hundido hasta el ultimo estadio de degradación humana: coger un coche, no ser capaz de aguantarse y embestir a bicicletas que están circulando por la ciudad, para reivindicarla más humana.
Estaba el de arriba, el iletrado; ahora vemos al que tiene instintos asesinos; no es por nada; es por tantas palabras por, si responsables de ultras de la derecha.
Bajo los grandes mitos: Dios, España, bandera, son servidores de las grandes fortunas, de los grandes emporios, de la gran banca, de su real dios, el dinero.
Una bicicleta la conduce quien ama el tiempo vivido como propio, por una ciudad a la que quiere quitar las cadenas de la velocidad, de lo inmediato.
Los políticos, alguna vez, se han escondido detrás de la policía y les ha mandado a que asustarán a los integrantes de la bicicrítica. Los mismos políticos que "el día de la bicicleta", se ponen su maillot, su casco para sus cabezas llena de pájaros, y unas gafas molonas. Es un baño de masas porque en los trasteros, en los balcones, al lado de la cama de una casa humilde sestean miles de bicis, que o se llevarán en coche a los caminos de las afueras de esa ciudad; al pueblo, o a algún sitio paradisiaco.
Ellos, los elegidos sea por lo que sea, son conscientes del ritmo y la salud que marcaría a sus ciudadanos, pero tener unas calles llenas de coches, que llegan hasta la puerta del colegio, de la empresa, o de las tiendas da a sus votantes comodidad y cuando eso se obtiene se cree poderoso. Y transmitir esa sensación a los que sean han sometido a los carteles de promesas es una buena forma de atar los votos.
Si preguntarán a muchos integrantes de la bicicrítica propondrían mirar a las personas, sentir los árboles que pugnan por sobrevivir ante el avasallamiento del hormigón; los edificios tendrían pálpitos.
Nadie dice que fuera fácil, descarbonizar la ciudad. Los esfuerzos que se han hecho para volver al mismo sitio, si se dedicarán a buscar soluciones, seguro que las encontrarían y en el Paris, de Anne Hidalgo, en Amsterdam, en las nevadas ciudades de Suecia se han encontrado.
Fue atropellado, hace unos pocos años, Juan José Cristobal, en su Madrid a la que quería sentir. Se dedican minutos a ver como un coche, con un jugador de fútbol dentro, llega a entrenar. No se le ve entrenar ni al jugador, ni al coche. Si parte de ese tiempo, fuera dedicado a ver la ciudad en bicicleta, animaría al propio deporte de los televidentes, a humanizar la ciudad, porque la otra posibilidad es verle, en este caso al jugador encerrado en un coche, poseído por una carrocería.
Pena de haberme bajado del ritmo social, Admiración por cada uno de los integrantes que dan sonrisas, cantos a la bicicrítica, recuerdo de tantos hijas de amigos que han ido flipando, viendo la ciudad como un lugar acogedor. Seguro que el amigo ausente llevaría a su chica para darla ojos de conciencia social.
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