Suban en un río de palabras; corten las amarras trenzada con las visiones digitales que nos tienen en tierra. Vean moscas en ojos de cristal, las esposas que envían para tumbarles boca abajo.
Maniobras de difícil ejecución anuncia el barquero; si sobre el suelo seguiste mapas con ramas, escupitajos, piedras que definen patrias; aquí los rompientes para un mar embravecido se convierten en muros sin horizontes, las corrientes chocan para crear un molino que amenaza triturarte, la bocana se estrecha; recuerda, dice mete tu contraseña y mente y te haremos feliz, sin pensamiento.
Pese a todo, tras un bordo extremo, una trasluchada con el miedo a que la orza hubiera sido un ancla que te arrojara en aquel pedregal que cerró puertas y perspectivas, sales a mar abierto.
Trajes de amianto, tijeras de arsénico; rutas borradas por miedos; se deshacen las miradas cuando habita el estupor. Dieron alas para las bestias, engendrando horrores; picotean excrementos para el abono de sus verdades.
Fuera, ya, receptor de vendales; un día, en Nápoles, lo añora aunque sabe que el destino eran las ultimas cataratas por la que se cae para no volver. Aún, en lo más profundo, un día te ves que una gruta te lleva a las entrañas de lo que te dio de mamar aquellos primeros años.
Aquel ser en podredumbre, habitante de la ultima colonia, te había atado a milagros, parábolas de titiritero para trazar monstruos y construirse inmundo.
Dicen que la conciencia tiene olas que rompen sigilosas sobre las playas donde los seres se permiten adormecerse; pero ellas no sangran sobre las puntiagudas veleidades de quienes se erigen en inocentes equidistantes, con altar en santo Pilatos.
Claman desde los Ares, porque desde sus arpones ponzoñosos, como olvidados en tierras, inoculan con sus heridas producidas terrores.
Mas, se abran en canal las palabras y rapear construya naves; denuncie pertenencias, exclame por los horrores;
Nos acostumbramos a quitar vidas, nos encerramos en cárceles con patanes cancerberos puestos por los ogros que poseen el viento. Nos comerciaron ficticia paz por callar en genocidios, esclavitud, sumisiones.
Desaparece el mundo cuando morimos y hoy, nos invitan a que vivo lo veamos destruirse; inanes intentos de grandilocuencia, se ahogan en nuestros torbellinos de dejaciones.