Me ha escrito un ángel, pero no crean que es de esos, de los de alas, enviados con clarinete, por algun dios que anda por ahí, cuidándonos.
Me ha puestos unas bellas palabras un ángel; dicen que vienen de la nube, pero no, están aquí dentro, grabadas en mi corazón
Levantarse, aún constipado, dañado, en el día de tu cumpleaños y que aparezcan esas palabras de felicitación y cariño impresas sobre los muros que me encierran, y a los que ha abierto para ver otro mundo posible, no me vayan a negar que es un lujo.
No vuela, pero si tiene tantas y tantas halas para sus queridos, que no les deja, a ninguno que permanezca indiferente, a la vida, a la que tanto da, y a los detalles para que cada uno se sienta abrazado y protegido cuando oye ese particular hala
Tiene pies para acudir a un espacio con libros, para incitar a que los lean los amados, pero también los desconocidos; sabe que es otra manera diferente de quitarles muros a sus cerebros.
A todo esto, le da alas un corazón enorme para haberse olvidado de sus muchos ellas, que merecen ser cuidados; haberlos entregado a gente con la que ha compartido reflexiones, ilusiones, proyectos, debates e idiomas, a los que se entregó para también poder bañarlos con otras palabras, que al final se bañan de ella.
Me ha escrito un ángel, me embarga la ilusión y levanto el cuerpo. ¡Venga a trabajar!. Son mercurios que portan palabras, notas, presencias que permanecen en los actos que consigues enebrar.
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