Llego al tren, pero no ha sido nada fácil; un momento antes el torniquete no reconocía mi tarjeta; eso no fue lo peor, la bicicleta no había sido muy respetada por un coche, que si, hombre, si es más fuerte que ella, pero tampoco era para ponerse así.
Para llegar a ello, al salir de la rampa de casa, la humedad me había hecho caer de forma cómica hacía un lado, tengo el hombro dolorido, debo reconocer que mi poca habilidad también ha ayudado. Al coger la bicicleta me ha demostrado como puede estar un objeto que no se cuida, mal, fatal vamos, menos más que lo preveía y he bajado media hora antes. He tenido que cambiar los puños de agarre de la bicicleta. Inflar las dos ruedas y engrasar un poco piñones, platos. Los frenos que me han ayudado con el mendrugo que creía ser Sansón ante David, también los había ajustado y me han ayudado.
5 minutos me han bastado para cambiar de opinión, no coger el coche, arreglarme con mi bici y pensar que puedo escribir algo y cambiar el mundo
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