A mí, alguien como para no ofender, hace ya años me llamó antiguo; bueno ahora con los años, sin temor a e quivocarse me podría llamar viejo.
Antiguallas pueden ser Felipe y Alfonso, que les llevan a lo que sería un centro del saber y creen que lo que hace años se les aceptó, ahora podría serlo también.
Nunca les has oído hablar de lo que no hicieron por la vivienda, y luego han hecho otros, pero para afirmar la dependencia de la vivienda de mucho ciudadanos. Ayer, en Barcelona, en una feria inmobiliaria hicieron más unas personas que creen que se está dando todo el dinero a bancos, con sus fondos de inversores, buitres que a las personas. Nunca les has oído decir nada.
Hubo una generación grande, exclusiva, en todos los sitios, también en Cataluña, a la que se les alimentó las ganas de, sintiéndose diferentes pero no enemigos, en general, de los españoles, se les iba dando a través de Pujol y su conglomerado corrupto derechos que emplearon allí, para privatizar y concertar tanto medicina, como educación; sabían lo del mandatario, como contemplan indiferentes las privatizaciones.
Ahora, algo que no supieron resolver ellos, que alentaron los otros, atacando una y otra vez, sentimientos y banderas que aquí también las agitan nacionalistas españoles nada preocupados con la corrupción, ni con la subida al poder de canallas que antes han pagado al poder mediático para que una gran parte de la sociedad será dirigida, amaestrada y guiada.
Antiguallas que traicionaron a los que sabían que la violencia, generaba violencia, utilizándola; creen que un gesto político, puede dañar a un país.
Mis hermanas del 15M me enseñaron a cuestionarme y con ellos a esos altares, donde exhiben antiguallas
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