Mi barco ha dado un bandazo que no veas; me he tenido que agarra a la driza de la mayor y menos mal que el timón estaba firme. sino acabo volando en medio de la marejada.
Los bandazos están a la orden día; fíjate que hasta uno que dice que ama España, está por todas las empresas privadas que están intervenidas por empresas extranjeras. De la actitud de este u otros de la misma jauría, no te extraña nada; por no sé que cualidad, les calas a la primera. Algunos se tiran vidas pensando que quizás upd; a lo mejor ciudadanos, como no queriéndose dar cuenta que les van poniendo señuelos, cuando, por épocas, el nauseabundo olor a putrefacción del partido mayoritario de la derecha, les da un poco de pudor, reparo o vergüenza propia.
Les oyes un día en un bar pontificar y conoces, porque te ha gustado, porque has dedicado tiempo a comprender todo lo que te rodea; muchos días callas, otras como para que el barco de tu lógica no zozobre, te vas a la otra banda y si, te enfrentas; pero no te has acostumbrado a esas disquisiciones con otros y te ves, en modo, un tanto azorado, casi en el papel de energúmeno. Te sienta mal, pero conoces que eso sucede.
Bandazos es como dice Tortosa en su artículo, es que su amigo de leer, celebrar y emocionarse con Neruda, ha pasado a admitir "tontaaas" como diría aquel, sobre las catástrofes que te anuncian los voceros mercenarios; irresponsables y acanallados.
Te viene alguien a saludar, te extraña porque te enfadaste mucho, en demasiados momentos; de estar el año pasado al límite entre la libertad, el libertinaje y el falso anarquismo, este año la han uniformado y hoy la han recordado como tiene que diluirse entre las demás. Estos bandazos son más naturales, entre quienes se están descubriendo y quien, siempre piensa, que lo debiera hacer mejor.
Más raros son los bandazos de quien te vuelve a gritar, en modo macarra: Españaaaaa! y luego esconde lo que es está nación y cada uno de los ambientes que se dan en diferentes puntos de la geografía. No buscan integrar la diversidad y cuentan anécdotas de malas interacciones en aquellos lugares que les interesa, como si no comprendieras que si tú te acercas dentro dentro de tu ciudad, a determinados ambientes te sentirías como si te estuvieran tirando por la borda. Como esos salvajes, despojos humanos, que contemplan, dicen que en Grecía, también en Italia, y no tan lejos, a seres humanos hundiéndose en el mar y no hacer nada, cuando tienes todos los recursos en tus manos y en tus órdenes.
¿A qué nos ha llevado la deshumanización del otro para verle caer y pisar la mano que asoma pidiendo ayuda?
Claro que para bandazos ese Javier Milei, animalizado en sus palabras, en sus espíritus, en sus desafueros. Matar por armas, asesinar por omisiones, destruir porque al otro le puedes pisar.
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