Ella se está bañando en nuestro lago; no la van a grabar como en la película las 8 montañas; está desnuda, la naturaleza la viste, diseña las motas de belleza que se posan sobre nuestra conciencia
Sobre una colina empiezo un viaje entre las nieves, para encontrar las huellas del verano. He cogido mi bastón, el saxofón porque me veo torpe y mis sonidos se enmarañan para formar los nudos que le dan consistencia a mi batulo. Soplo con la esperanza de encontrar la nave de las emociones. Ahora ya escucho a Dylan cantar The Man in Me, y un saxofón corona con laurel su incansable andar hacia esas motas de belleza con las que se bañan nuestros cerebros
Atarse a los días repetidos, cuando las montañas te invitan a ser alguien diferente en cada paso, aunque la cima ahora sea amoldarte a una rodilla con una prótesis
Ella aspira a seguir paseando por Consell del Cent libre de coches, los fines de semana. A Ada Colau la demonizaron por enfrentarse a quienes dominan los relatos en radios; a los que desde el comercio creen que les quitan el lustro inmediato que desaparece en un "tris"; a las personas que se agitan con las banderas porque creen que exorcizan las impotencias de lo que quisieron ser y cada semana ven como se derrama por las cañerías de los contratos basura.
Como esos de En Comu, de Podemos rompían los colchones acomodaticios en los que nos hacían tumbarnos, dijeron que fuera todo, también esa calle peatonalizada, bella forma de subir casi hasta el Camp Nou, por donde los coches campan durante la semana laboral de lunes a viernes. Hoy se dan cuenta que el odio generado les perjudica a ellos, siempre así. Piden que no se ejecute lo que pidieron, en realidad exigieron. Ahogarse en el vomitivo odio que les revuelven las entrañas. No hay nada que nos destruyan más que nacionalismos, Agbas especuladoras, eléctricas con exigencias de sobreprecios semanales que nos dirigen a los abismos de la sinrazón
No hay comentarios:
Publicar un comentario