¿Qué ha pasado para quien lanza pinturas, que no dañan más que la imagen por horas de barcos y aviones de millonarios puedan ser considerados criminales?.
Tenemos alrededor nuestro una herramienta que nos esta parasitando. Si estamos cansados nos ofrece la oportunidad de ver imágenes y perder nuestra consciencia, hasta que se nos hace difícil parar el funcionamiento de ese aparato, notar que nuestra necesidad de dormir se ha pasado y ese cansancio ha pasado a ser llenado de nada, porque eso es lo que te queda cuando esa sucesión de videos han ido pasando a una velocidad de vertigo.
Eso es el éxito; creer que estamos conociendo el mundo e ir abriendo las puertas a mensajes en los que te imponen una visión y tú, que no estás en ello, te ves en la necesidad no de argumentar tus ideas sino rebatir grandes certezas que se han impuesto en medios de comunicación mercenarios al servicio de los grandes capitales y sus servidores, también políticos, como durante, ya, siglos ha sido el país de Kissinger.
El taxista de Chile, el informático de Madrid admite que tuvo que pasar porque todo iba demasiado rápido. No analiza que las pensiones pasaron a ser privadas; que la riqueza se posó en los que ya lo eran.
Te sales de esas herramientas, que lo ves como una necesidad y vuelves a leer el título de libro "10 días que estremecieron al mundo" y te dices, necesito eso, leer a John Reed que se sumergió en un país, Rusia que busco liberarse de siglos de zarismo y de élites que jugaban con la pobreza para enviar a quienes la sufrían al esclavismo, a la muerte en guerras.
Volvemos a esas dos organizaciones tachadas de criminales. Las grandes empresas extractivistas han gastado ingentes cantidades de dinero para limpiar todos sus excesos.
Han ido saliendo papeles sobre como estos emporios han pagado publicidades, manipulado datos para esconder todo el veneno que están vertiendo sobre este planeta. Los fiscales, fieles al afán de libertad de ser enfermo lleno de cables y agujas, se quieren arrancar todo eso que les molesta en el instante, sin tener capacidad para valorar la perspectiva de ser sanado.
Alocados cogen una aguja en forma de salsa y la meten en las leyes de la destrucción; le pues preguntar ¿de qué?
El fiscal te dirá de la excelencia de su pulcritud en un barco de uso exclusivo; te hablará de lo "feo" que es volar un avión no blanco inmaculado, sino amarillo ¡¡¡¡amarillo!!!!.
Mientras pasa que la naturaleza parece enloquecida, como si no lo estuviera el ser humano, también cuidadoso de sus privilegios que le lucen y de los que no quieren prescindir; consumo de gases y petróleos que desgarra el equilibrio de la atmósfera.
Señor fiscal nos destruimos y queremos silenciar a quienes nos lo avisan
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