Esta mañana al coger el ascensor me ha descendido al peor de los infiernos. Creía que iría a coger el coche para acudir al instituto y sin embargo he caído a la peor de las pesadillas.
Eran tres pisos pero creo que he visitado las tripas de la tierra. Allí he buscado mi efigie, por si me está esperando. No la ví aunque en un hueco intuí que debía estar pero la habían quitado como una deferencia hacia mi precario ánimo. Como diría aquel "es un villano, pero es nuestro villano".
Nunca entenderé esa animadversión hacia mi, al fin y al cabo sólo soy el vaso sobre el que vierte el alcohol el ideólogo de la emperatriz. Si las personas tienen un rey costumbrista y una reina abrazadera, porque no van a tener a una Sisi, mongotriz y sus baños entre las multitudes que se abandonaron en el respeto a ellos mismos.
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