Pasan los días sin mirarme nadie. Lo encuentro duro pero no desesperante Mi señora me ha preparado unas gachas y yo voy de tropezón en tropezón.
El primero es indigesto pero un trago de agua quita la bola. Yo le había escrito una poesía a una sacerdotisa pero claro, no sabía que estaba comprometida a esos niveles. Menos mal que Ángel, del tercero derecha a mediado entre el arroz y la tinta de hecho el calamar se ha visto obligado a publicar en otro medio.
Otra cosa ha sido a Juan Carlos, no el rey que ese sólo habla para comisiones y los arreglos, cuando ya Hagen no ha podido meter sus sutilezas equinas; entonces acude Vito. Pero yo, válgame siempre mi inocencia, mentaba a Monedero y al cobarde Olmo, no por favor no yo, mala educación autonombrarse, me refiero a ese periodista mendaz, ofendidito cuando le recuerdan lo que es y su vileza. Ha sido siempre un pawn, de las cabeceras de los periódicos, mercenarias que han servido a sus amos.
Parece que en último momento, Xavier Fortes le reconoce a Juan Carlos el daño que esa basura de mentiras hicieron a su partido. Eso no se paga con equidistancia. Ese daño no se puede recuperar pero llevar a esa piltrafa de periodista es darle un reconocimiento por ser un vendido y eso es una puñetera mierda pero sigo, a ver quién termina un texto con esa palabra defecada
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