lunes, abril 24, 2023

Ir a un río

 Dicen que saldrán al Henares. 

 Estuvimos y estaremos, no como hubiéramos querido, sino con lo que se fue capaz de hacer con mi maestro.

  Dragon Pi se queda perplejo cuando sale de las aguas, más interesante hubiera sido que andará por encima de ellas; pero eso ocurre cada mucho tiempo. Messi, no ha habido nunca y no sabremos volverá a aparecer. Mi amigo, yo creía que sería el mayor valor del mundo del fútbol, pero nos dejó cuando éramos tan jóvenes y tan soberbios que pensábamos que eran los demás tenían que aprender de nosotros.

  Está sorprendido aquel personaje que nació para explorar porque ve a la sociedad tan seguidista de sus certezas como aquellos jóvenes. Una joven juega con una cuerda, con la que, a la vez, se está llevando por delante toda la vegetación cercana al cauce. La informo del hecho y entonces eleva sus giros y amenaza mi cabeza, levanto los hombros como pidiendo explicaciones. Ella, como el Clyde, de Encrucijada me hace ver que mis percepciones de quienes cuidan el río no deben ser fruto de mis afinidades, sino tener empatía por quienes están sufriendo las vejaciones que se hacen sobre las plantas y los animales que habitan aquel lugar. 

  Dragonio, de la parte naciente del río, acaba de llegar y se sienta muy tranquilo a la orilla; las aguas han bajado; se lo hace ver Dragón Pi, al recién llegado. Le preocupa porque el calor asfixiante de Abril, parece ser como una entrada a los infiernos. El viajero le explica que, aguas arriba, existe una bifurcación por donde se escapa mucha cantidad de agua, pero que no se había atrevido a entrar allí, porque tanto cemento y nada de vegetación le había echado para el otro lado.

  Tras un descanso, deciden emprender un descenso juntos; así parten desde el puente de Tórtola a Fontanar hasta la entrada a Guadalajara, donde todas las ramas parece que se han confabulado y se han enredado para ser un verdadero aula de la naturaleza. Se arañan, encuentran una pala, se pegan una comilona y deciden parar en esta ciudad e visitarla. Es un atardecer y las hojas crean una musicalidad, con el viento y deciden bailar, dicen que incluso, eso puede ser bueno para hacer la revolución

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